1858
El asesinato de Benavides
LA MUERTE DEL
CAUDILLO MANSO
—Yo sólo quise liberar al capitán Sánchez—,
decía.
Durante los tres dias siguientes, Atencio y Sánchez, hombres sencillos y sin aspiraciones de poder,
quedaron a cargo de San Juan.
Buscaron quien se hiciera cargo del gobierno.
Pero eran días muy convulsionados y nadie deseaba arriesgar su pellejo ante tamaña responsabi-
lidad.
El 15 en la mañana apareció la idea salvadora.
—Entreguemosle el gobierno al obispo.
Atencio y Sánchez fueron a la casa del obispo y le expusieron la situación.
—Alguien tiene que gobernar, su excelencia.
Y el obispo aceptó hacerlo.
Ese mismo día 15 asumió como gobernador.
Designó ministro a otro sacerdote, el presbitero José Manuel Astorga.
—Yo voy a gobernar pero usted me va a tener que ayudar— dijo el obispo dirigiéndose al capi-
tán Juan de la Cruz Sánchez.
—Estoy a sus órdenes.
—A partir de este momento lo asciendo a teniente coronel y queda designado comandante gene-
ral de las fuerzas de la provincia.
Así fue como San Juan tuvo durante seis días al obispo como gobernador.
El día 21, desde Mendoza, el general Benavides designó como su delegado al coronel José María
Oyuela quien inmediatamente asumió el mando.
En tres semanas San Juan había tenido a tres personas distintas al frente de los asuntos de gobier-
no.
Juan Carlos Bataller
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