El asesinato de Virasoro
Fue uno de los crímenes más alevosos que recuerde la historia provincial. Para saber lo que
realmente ocurrió, vamos a tomar tres testimonios distintos, basados en documentación histórica.
Primer testimonio
El relato del comandante
Este testimonio puede ser considerado parcial pues proviene de uno de los actores del proceso,
el comandante general de las fuerzas que intervinieron. A continuación, reproducimos el parte del 20
de noviembre de 1860 del jefe de las “Fuerzas Libertadoras de San Juan”, Pedro Nolasco Cobo, al
gobernador interino, don Francisco T. Coll sobre la muerte del gobernador Virasoro y los sucesos del
16 de noviembre.
San Juan, noviembre 20 de 1860
Al Excmo. Señor Gobernador provisorio
de la provincia, don Francisco Tristán Coll
El infraesrito cree de su deber participar al gobierno de V.E. el detalle del hecho de armas con que
se consumó el pronunciamiento de este pueblo y que dio por resultado la muerte del coronel don José A.
Virasoro, seis de sus secuaces y el derrocamiento consiguiente de su gobierno intruso, tiránico, atroz, no
porque dicho acontecimiento deje de hallarse en el dominio público pues que se ha consumado a la luz
del día en el centro de la Capital, a la faz de todo el pueblo y con el fuego mas vivo de resistencia y ata-
que, sino porque le parece indispensable documentarle para la apreciación del juicio público y de la his-
toria.
V.E. conoce también el origen incluso de la autoridad que asumió en este país el coronel Virasoro
así como su marcha gubernativa que lo constituyó en perpetua anormalidad en todo sentido, violando las
instituciones y las leyes, desaparecieron las garantías publicas e individuales a un mismo tiempo; los tri-
butos y gabelas se multiplicaron sin tasa ni medida, se suspendió casi completamente el pago del servi-
cio público, distrayéndose las rentas de sus objetos legales, el ciudadano sufría por donde quiere el ultra-
Revoluciones y crímenes políticos en San Juan
Juan Carlos Bataller
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El principal protagonista
Juan Antonio Virasoro
Tenía 46 años cuando fue asesinado el coronel José Antonio Virasoro. Era
miembro de una familia de militares y políticos correntinos. Su padre, Juan
Ascencio Virasoro, había nacido en Viscaya, España y fue piloto y cosmógrafo.
Su hermano, el general Benjamín Virasoro, fue gobernador de Corrientes en 1847 y figura de relie-
ve nacional. Otro de sus hermanos, el coronel
Miguel Virasoro, fue dos veces gobernador correnti-
no, en 1848 y 1849. Cuando llegó a San Juan, en 1859,
Virasoro era un militar de carrera de cierto
prestigio y estaba casado con Elena González de Lamadrid, descendiente también de militares de
carrera.
La situación en San Juan
Sesenta días actuó la Comisión Representativa Nacional. Conformó un Consejo o Senado consul-
tivo de 25 miembros, destituyó al gobernador Manuel José Gómez y convocó a elecciones para elegir
un nuevo gobernador.
Aunque era forastero, el elegido fue el correntino Virasoro, que asumió su cargo
el 25 de enero de 1859, primero como gobernador interino para completar el mandato de Gómez.
Apoyado inicialmente por diversos sectores,
Virasoro pronto demostró que no era un político ni
un hombre de Estado.
Mitre dijo de él que “era un hombre con instintos de tigre, que no podía mandar
pueblos sin cometer violencias y provocar resistencias”.
Pronto los sanjuaninos lo fueron dejando sólo, rodeado por colaboradores que trajo de Corrientes.
Aunque tuvo iniciativas progresistas, como el empedrado de las calles de la ciudad y la iluminación con
lámparas de aceite, cometió un “pecado” que siempre trajo dolores de cabeza a los gobernantes sanjua-
ninos: quiso cobrar los impuestos.
El malestar de la población y la prédica de Aberastain desterrado en Mendoza, sumado a las acti-
tudes dictatoriales de Virasoro ya transformado en el “tirano correntino” para la opinión pública, fueron
creando las condiciones para los sucesos que se produjeron el 16 de noviembre de 1860.
El marco político
El asesinato del general Nazario Benavides en 1858, tuvo honda repercusión en el país.
La muerte de quien fuera hombre fuerte de San Juan durante 20 años derivó en la integración
de una Comisión Representativa Nacional, encabezada por el ministro Santiago Derqui a quien
acompañaba una corta comitiva que integraba entre otros, el coronel correntino Juan José
Virasoro. La Comisión se proponía buscar una salida al problema político de San Juan, eleva-
do a la categoría de caso institucional.
El problema sanjuanino enlazaba con la situación nacional donde la disputa por la pre-
sidencia estaba centrada entre el cordobés Santiago Derqui y el sanjuanino —y vicepresiden-
te— Salvador María del Carril. Precisamente, con el asesinato de Benavides pierde Del Carril
sus posibilidades pues su actuación fue dilatoria, lo que decidió al presidente Urquiza a apo-
yar a su ministro.