Cuando ocuparon Jáchal y San Juan
LA INVASION DE
LOS COLORADOS
1867
Acto seguido aparecieron los promotores del hecho: los dirigentes federales. teniente coronel
Melchor de los Ríos y coronel Francisco Domingo Diaz.
Entraron al Cabildo y se dirigieron al despacho de Filomeno.
El hombre estaba en medio de una crisis de nervios.
De los Ríos y Diaz fueron muy concretos:
—Debe renunciar.
Le acercaron un papel y don Filomeno estampó su firma.
Acto seguido, lo tomaron de un brazo, lo condujeron a los saltos hasta la puerta y lo depositaron
en la calle.
Era el 1 de marzo de 1861. El día que con latas, rechiflas y hondazos, cuarenta muchachos depu-
sieron un gobernador.
Ese mismo día 1, el coronel Francisco Domingo Diaz asumió por segunda vez el mando de la pro-
vincia, esta vez como gobernador interino.
Repercusiones nacionales
Los sucesos de la Rinconada tuvieron gran repercusión nacional.
Otra vez San Juan era el centro de la escena política.
El asesinato del gobernador Aberastain conmovió a la república y fue condenado unáni-
memente.
Urquiza escribió al presidente Santiago Derqui:
“Es un crimen inútil que condeno con
toda la energía de mi alma”.
Mitre también le escribió a Derqui:
“La muerte de Virasoro, calificada de antemano de
asesinato, ha sido vengada asesinando a todo un pueblo. La historia ha de relatar un día con
horror y con asombro los detalles de doloroso sacrificio de San Juan”.
Sarmiento renunció como ministro porteño porque descubría en Derqui
“el aturdimiento
del estúpido, abrumado por su propia obra”.
Derqui por su parte, en una gran muestra de cinismo, escribió a Saa:
“La fusilación de
Aberastain hecha por Clavero 24 horas después de prisionero, es una locura que nos compro-
mete muy seriamente por haberse hecho sin previo juicio ni sentencia legal, cualquiera que fuese
el crimen que hubiera cometido”.
Mitre no perdió oportunidad de escribir nuevamente a Derqui:
“¿Qué hace usted con el triunfo sangriento de su comisionado contra el pueblo de San
Juan? ¿Qué hace usted con San Juan derrotado, esclavizado y escarnecido por puntanos y men-
docinos?”
Dentro de todo lo doloroso, alguna enseñanza debía quedar.
Lo dijo Mitre:
“El artículo sexto de la Constitución Nacional (autonomías provinciales)
había sido ilustrado desde la tumba por las víctimas de Pocito”.
Juan Carlos Bataller
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