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-¡Toribia! Hay que lavar la ropa, darle de comer a los animales, hilar
la lana, limpiar la casa y regar las verduras de la huerta.
-Ahá, y que las niñas ayuden pue, Doña Paula, que vengan a darme
una mano con el puchero pue, que llega el Domingo de la escuela pue.
-Las niñas están tejiendo y bordando. Y luego que llega el niño se
ponen a leer. A la tarde me ayudarán a hacer las doscientas velas que
ha pedido el cura Castro para el Convento.
A la Toribia le dolía la espalda de tanto andar cargando bolsas de
harina. Se amasaba día por medio porque a la patrona no le gustaba que
faltara el pan. Eran muchos a la mesa y más los que se arrimaban para
pedir a la casa de la Paula del Carrascal.
Velas
