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Alejandra Araya
Tienen disciplina para reclutar gente. Andan armados con pistolas
de matar sueños, bombas de historias lagrimógenes y escopetas de
doble caño de gestos dramáticos. Los Quevima son un grupo que nece-
sitan sostenerse de las ausencias, del retorcimiento de lo que no es o no
pudo ser, de las tristezas propias y ajenas. Son sutiles al principio, cual-
quier hecho les viene bien. Una enfermedad, un accidente, el terremoto
en Corea, el divorcio del canario y la canaria.
Usan una especie de mameluco gris. Llevan siempre su biblia: Ma-
nual del Autoboicot que ofrecen a sus eventuales compañeros de trabajo,
parientes, vecinos o amigos. Y uno, sin querer, entra en el juego, porque
son hábiles malabaristas de las emociones. Su ritual es ordenado y
consta de tres partes: primero se quejan, luego se victimizan y al final,
manipulan. Son los Quevima.
¿Cuál es el perfil del quevímano? ¿Cómo reconocer actitudes queví-
manas en los círculos donde nos movemos? Por ej, una mujer que usa
los problemas y diferencias que tiene con su ex marido para mochilear
a sus hijos con el famoso: -Viste, viste, ahí lo tenés, viste lo que hizo tu
padre? Ese hombre que después de un tiempo de divorciado se pone
de novio y dice que fueron las circunstancias lo que lo llevaron a salir
con esa chica. Las madres o padres mayores que llaman por teléfono a
sus hijos pidiéndoles que vayan a verlos porque están solos (y cuando
los hijos van, no están porque se fueron a jugar canasta) Los hijos de pa-
dres separados que se llevan materias, chocan el auto o dicen que se van
a ir de la casa a los quince años (o que no se van a ir de la casa a los
treinta) Los que quieren sacarse la lotería y nunca compran un billete.
La lista es más extensa, pero básicamente repiten refranes populares
como: “Si me pongo una fábrica de sombreros nacen chicos sin cabeza.
O si llueve sopa, yo estoy con el tenedor”.
Al igual que la Maradoniana, la Iglesia Quevima tiene sus propios
rezos: “Queja nuestra que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga a nosotros la victimización, hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo, danos hoy nuestro sufrimiento de cada día, perdona
nuestras manipulaciones así como nosotros perdonamos a los que nos
manipulan, y no nos dejes caer en la alegría, más líbranos de la felicidad,
amen
”
