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Alejandra Araya
-¡Tere! ¡Tanto tiempo! Un colega la saludaba afectuoso.
Repitió la excusa del resfriado, pagó y se fue. Su vida se estaba vol-
viendo muy peligrosa.
Para animarse, pensó en la entrevista que le habían hecho los medios
nacionales, la repercusión de sus declaraciones sobre el agua, los gla-
ciares y el medio ambiente.
-“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del
Universo no estoy seguro”, dijo Einstein. Con esa frase, Tere le contestó
al periodista que le había preguntado sobre la minería en San Juan a
raíz del cartel que colgó Greenpeace en el Centro Cívico.
Sus amigos la estaban esperando según los mensajitos que había re-
cibido a su celular. Que las multinacionales fueran dueñas de la telefo-
nía no le molestaba. La comodidad del celular no se negocia. Tampoco
el disfrute con sus sobrinos. ¿Cómo les diría que por sus convicciones
iba a dejar de llevarlos al Patio Alvear a comer en Mc Donald?
Se puso un maquillaje a base de mica que tapaba las imperfecciones.
Sombra en los párpados con óxido de zinc y dióxido de titanio. Rubor
en los pómulos a base de óxido de hierro. Como ignoraba que tenían
esos componentes, no se sintió vulnerada. Había dejado de ir a su este-
ticista desde que le había hecho punta de diamantes para las arrugas y
una mascarilla de oro para desintoxicar la piel.
Le dolía la cabeza, se tomó un analgésico que contenía dióxido de
potasio. Apagó la luz, programó la alarma de su casa y trató de no re-
cordar el cobre de los cables que le daban confort. Tenía el mismo auto
que el grinpisiano Darín promocionaba en la propaganda pero Tere se
quedaba con la verde que había hecho el actor. Iba a dejar de usarlo pues
pensaba en el hierro de la chapa, el carbonato de calcio precipitado de
los plásticos y el cuarzo y el boro de los vidrios pero desistió cuando
Mirta le dijo:
-Yo soy ecologista, no boluda.
Mientras manejaba hasta la mega manifestación, escuchaba la radio.
El periodista dijo:
-Quien esté libre de minería, que tire la primera piedra.
En el semáforo de Libertador y Paula Albarracín de Sarmiento, Tere
guardó su piedra y volvió a su casa. Recordó que Einstein también había
dicho: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”