El 15 de febrero estaba de regreso Benavides en San Juan.
Todo cambió entonces.
Hubo efervescencia en los cuarteles.
Los riojanos todavía no se iban.
Fernández convocó a elecciones de doblantes para elegir gobernador.
En principio la había convocado para el 12 de febrero, pensando en hacerse reelegir. Pero ante una
insinuación de Rosas la pasaron para el 25.
Como era previsible, triunfaron los adictos a Benavides.
Lo que nadie sabía en aquel momento es que Benavides gobernaría en los siguientes veinte años.
El primer problema urgente que debía resolver el nuevo gobernador era terminar con la ocupacion
riojana.
“La permanencia de las tropas acá es ya insoportable así por la exorbitancia que comen de carne
y demás artículos, sin la menor consideracion, como por los desórdenes y saqueos que se experimentan
a cada paso”, explicaba Benavides en una carta a la viuda de Facundo Quiroga.
Con el nuevo gobernador las cosas cambiaron.
Se llegó a un acuerdo con los riojanos que se conformaron con 25 mil pesos en plata, 760 ves-
tuarios en cortes para oficiales y tropa, 200 caballos, 2.000 cabezas de ganado vacuno, 200 fusiles, 100
sables y 100 tercerolas.
A fines de marzo Brizuela dejó San Juan, con su inmenso botín.
La aventura de Yanzón había sido un golpe muy duro del que la provincia tardaría mucho en recu-
perarse.
Una calavereada, en fin, como pocas veces se vio en la historia.
Juan Carlos Bataller
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Unitarios y federales se matan en Angaco
LA BATALLA
MAS CRUENTA
1841