Pero eso no era todo. Setecientos riojanos enojados pueden hacer mucho daño en una ciudad
tomada.
En plena calle algunas mujeres fueron violadas. Otras fueron sometidas en sus domicilio, tras ase-
sinar a sus familias.
Los invasores estaban a sus anchas, incendiaban viñedos, arrasaban con todo.
Enterado de la situación, el gobierno de Mendoza dispuso enviar una comisión conciliadora, inte-
grada por el coronel Eugenio Corvalán y el licenciado Pedro José Pelliza.
Pidieron hablar con el jefe de la columna.
Se rieron de ellos. Fueron vapuleados e insultados.
Un grupo de vecinos intentó pedirle protección a los enviados mendocinos y penetró al domicilio
donde se habían instalado. Los riojanos entraron a balazos a esas casas.
No les quedó otra alternativa que emprender un rápido regreso a Mendoza.
Las papas quemaban, no había dudas.
Como se estila en estos casos, se convocó a una urgente reunión a lo más destacado de la socie-
dad.
—¿Qué hacemos?
—Hay que pagar.
—Es mucho.
—Regateemos.
Y el bueno de Fernández encaró el regateo mientras —como sólo sucede en San Juan en los casos
de gran peligro— todos optaban por rodear y apoyar al gobernador interino en lugar de aislarlo y ata-
carlo, como usualmente hacían con los gobernantes.
Una comisión de notables quedaría al frente de todas las negociaciones.
En la primera reunión, los riojanos estuvieron de acuerdo en bajar un poco sus pretensiones.
Se largó una cifra: 31.500 pesos.
Fernández dijo que iba a contestar.
Nueva reunión de la comisión de notables.
A todo esto, los sanjuaninos advertían que era necesario demostrar buena voluntad hacia el inva-
sor, a pesar de las tropelías que este cometía.
—Es necesario que la provincia repudie enérgicamente la invasión perpetrada por Yanzón.
—Exacto, que se reúna en forma urgente la Legislatura y emita una declaración.
Aparecía un nuevo problema. La Legislatura había quedado sin quorum para sesionar.
—Elijamos nuevos diputados.
Se fijó el 17 de enero como día de la elección.
Ese día se eligieron los doce representantes.
Previamente, el día13 de enero, Fernández comisionó al coronel de milicias Juan Agustín Cano
para que averiguara
“cuales han sido las disposiciones preparatoria a la marcha del gobernador Yanzón
a la provincia de La Rioja y quienes han tenido parte por sus consejos o de otro modo, en influir a
Yanzón para que emprenda esa marcha”.
Los que pierden nunca tienen defensa y el 27 de enero, la Sala de Representantes declaró a Yanzón
depuesto
“por haber quebrantado las leyes constitucionales y el tratado del litoral”.
La Comisión, no contenta con esto, lo conminó a comparecer en juicio antes de un mes. Por
supuesto, no vino.
Por lo que sólo quedó el recurso simbólico de embargarle los bienes.
En la redada cayeron el ministro José Victorino Ortega y dos forasteros declarados complices del
gobernador,
Marcos Rodríguez y Cruz Torres.
Revoluciones y crímenes políticos en San Juan
Juan Carlos Bataller
42
43
A todo esto la Comisión se desvanaba los sesos pensando cómo reunir el dinero para que los rio-
janos volvieran a su provincia.
Algunos pesos se habían juntado. Lo llamaron al obispo Oro.
—La Iglesia está totalmente pobre-,
dijo el prelado.
—Lo mismo va a taner que ayudarnos.
El 22 de febrero el obispo pondría su parte.
Pero mientras se negociaba, se vivía pendiente de un hilo.
El gobernador Fernández respondía a Brizuela, ¿qué otra cosa podía hacer?.
La Sala mandó confeccionar una lista de personas que podían ser consideradas peligrosas para la
causa de la Federación. Los removió a todos los que ocupaban cargos en el gobierno, sin derecho a
defensa alguna.
De pronto alguien tuvo una idea.
—Nos está haciendo falta un líder militar.
Varios pensaron en el teniente coronel Benavides, aquel que había hecho una revolución fracasa-
da contra Yanzón y este lo declarara fuera de la ley el 22 de setiembre de 1835.
No era momento para reparar en pequeñas cosas.
El 28 de enero los legisladores derogaron el anterior decreto fundamentandolo en
“la falta de
sumario en la causa incoada contra Benavides, lo que demostraría su inocencia y en la criminalidad
del ex gobernador”
, por lo que se le repuso la ciudadanía y su grado militar.