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Miradas
Rodolfo como con 10 años menos. Y ella, luminosa. No se lo comenté a
Cecilia. Hay muchas deudas emocionales entre ellos de manera que
apliqué la prudencia.
A las doce de la noche, Iván, el marido de Ceci, me llamó por telé-
fono para que me cruzara. Apenas entré, una ola de dolor me envolvió.
Profundamente consternado, Iván me refirió lo acontecido en el control
ginecológico.
-Ceci tiene cáncer. Es una cabeza de alfiler en la mama derecha, el
Doctor le ha aconsejado ir a Mendoza a las sesiones de radioterapia, las
de quimio las puede hacer acá. Que hay que enfrentarlo con sonrisas,
no con lágrimas. Y que…
Entré a la habitación. No lloraba. Tapada hasta el cuello, boca arriba,
Ceci tenía los músculos tensos, rígidos. De vez en cuando, exhalaba por
la nariz. Le tomé la mano, nos quedamos mirando la tele un rato. De la
habitación de al lado, Pauli reconoció mi voz y me preguntaba por mis
hijas.
-Ceci, mañana te toco el timbre a las 8hs para ir a caminar.
-Dale.
Mientras dábamos unas vueltas al Parque, Ceci me contaba que se
hacía los controles anuales por el antecedente que tenía de su madre.
-Lo bueno es que lo han tomado a tiempo. Me harán braquiterapia
para atacar el lugar justo donde está el tumor. Empiezo la semana que
viene en Mendoza.
-¿Y Rodolfo? ¿Hablaste con él?
-Pauli se quedará con mi suegra.
-Ceci, contá conmigo. Pauli se puede quedar en casa, se lleva bien
con mis chicas.
-Gracias, Ale. Me vas a tener que prestar tus sombreros cuando se
me caiga el pelo.
-Si querés te presto: “Seis sombreros para pensar” de Edward de
Bono. ¡Es buenísimo!
-Autoayuda no quiero.
-Es un método que se aplica para encontrar soluciones, planificar o
tomar decisiones. Lo usan en empresas. Consiste en ponerte los som-
breros de diferentes colores: blanco, rojo, negro, amarillo, verde y azul
y ver el conflicto desde distintos ángulos.
-No entiendo. Dijo Ceci.
-Uno usa un solo sombrero para ver el problema. Esta técnica hace