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P
ara escribir esta columna, hice trabajo de campo: me paré a la una
de la mañana en Santa Fe y Caseros. Aparecieron. Tres tremendos
travestis triunfantes. Seré sincera, cuando uno me dijo: -¡Profe!
respiré aliviada. Como tengo palabra, aquí pondré sus nombres de fan-
tasía: Sol, Sabrina y Lorena. Aunque me dieron los de varón que figuran
en sus dni. Aún no les permitieron cambiarlos.
-¿Quiénes vienen a pedirles servicios?
-Uhhh, profe, si te digo, te caés de espaldas. Dijo Sol. De todo: polí-
ticos, sindicalistas, funcionarios, deportistas, empresarios, religiosos de
todos los credos, padres de familia. Gente conocida.
-¿Siempre hombres?
Uñas