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Miradas
y marido salieron de ella. Por distintas razones, cada uno había aban-
donado el nido de la Pájara Pinta sentadita en su verde limón.
-¿Qué le duele tanto, Emilse?
-Lo que piense la gente.
-Poner el eje en el afuera, es una pérdida de tiempo y energía. Haga
lo que le guste y tenga ganas. ¿Se ha mirado al espejo? Eso es lo que
tiene que construir: su nueva imagen. Nadie es su verdugo: recibimos
lo que damos. Tome las riendas de su vida y recupere el disfrute. Es po-
sible que al final del proceso, se encuentre consigo misma.
Había escuchado de boca del Psicólogo lo que todo el mundo le
decía, con la diferencia que a él tuvo que pagarle.
-¿Y si hacés un viaje largo? Volvés a Europa...
-¿Sola?
-¿Te llamaron tus hijos? ¿Qué sabés de ellos? Preguntó Gaby.
-No llaman seguido. Sebas a full con la residencia y Belén rindiendo
la tésis. ¡Están muy ocupados!
Ese viernes sus amigas iban a alquilar una película y pedir unas piz-
zas.
-¡Che, una comedia! ¿A quién se le ocurrió la última vez alquilar “El
Nido Vacío”?
-Estaba bueno el argumento. Excelente la Cecilia Roth ¡Qué rico está
ese Oscar Martínez!
-¿Bueno el argumento? ¡Era para llorar! Si yo tuviera un Oscar Mar-
tínez al lado como tenía la Roth… Dijo Emilse.
-Porque no querés. Oportunidades tuviste. Mi primo Manuel te an-
duvo rondando. Un tipo serio, bien parecido, sin deudas emocionales.
-¡Y con deudas de efectivo! Cuando salíamos, tenía que pagar yo.
Emilse manejaba su auto mientras charlaba con su amiga Gaby. Ha-
bían terminado la clase de Yoga de manera que cuando Gaby le dijo:
-¡Te ha quedado grande la casa! ¿Por qué no la vendés y te vas a un
dpto?
No le contestó. Recordó el eje del Psicólogo y sus recomendaciones.
Fue a Tango pero dejó porque tenía que bailar con otras mujeres, a Re-
guetón, a Natación, salió a caminar, tomó clases de Inglés, Francés y
Alemán, fue a un Taller Literario y se animó con el Teatro.
“Lo más lindo de una casa dura toda la vida” decía la propaganda
de Gafa que mostraba la idea que los hijos adultos que dejan el nido tie-