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E
lvio Fortunato Puscama era un poeta de putamadre. Y el mundo
no lo sabía.
Vino a verme porque quería publicar su libro: “Memorias del
corazón”.
-He ido a la Universidad y a Cultura. Nada. ¿Cómo hizo para publi-
car? Me preguntó.
-Y, tocando teclas…
-“Primavera, siento tus latidos cual corazón enamorado. Llegarás
con tus manos pletóricas de verdores nuevos”. Elvio me leía sus versos.
-¿Hiciste Talleres Literarios, Elvio?
-Sí, fui a uno que daban unos profesores. Hablaban de exégesis, ca-
Teclas