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Miradas
-Sí, Hora, va a ser mejor que te vayás.
-Sos caprichosa, eh? Te espero en casa.
-Si llamás capricho a tomar libremente mis decisiones…
La señora que cobra le dijo:
-¿Con este frío va a subir? Cierre bien la puerta del ascensor cuando
esté arriba.
Luciana pagó y le devolvió una sonrisa. Sentía la misma alegría que
cuando era chica y su padre pasaba el puente de la 9 de julio y paraba
el Siam Di Tella en La Alpina. “Diego, voy a amarte toda la vida. Paola”
Con corrector, el cartel escrito en el ascensor la hizo pensar. Ahora creía
que toda la vida es ya.
Las construcciones bajas, esa bruma terrosa al oeste y los cerros le
recordaban a Atenas desde el Partenón. Giró como las agujas del reloj
mirando a San Juan desde los cuatro puntos cardinales. Giró y completó
el círculo. Giró y se completó a sí misma.