Revoluciones y crímenes políticos en San Juan
Juan Carlos Bataller
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Pronto comenzó una persecución pocas veces vista. El
ministro del Interior decidió enviar a la
provincia algunos funcionarios de la División Investigaciones bajo las órdenes del comisario Eduardo J.
Santiago.
Se detuvo a cientos de personas, entre ellas un grupo grande que se encontraba en la casa de los
Cantoni, ubicada en la calle 9 de Julio entre Catamarca y Alem. Hasta el ingeniero Angel Cantoni, pres-
tigioso científico ya anciano y su esposa, Ursulina Aime Both, fueron detenidos.
La Central de Policía, el regimiento y hasta el nunca terminado teatro Coliseo (lo que hoy es el
garaje oficial, en Córdoba y Tucumán) se transformaron en especie de campos de concentración.
El comisario Santiago y sus ayudantes fueron muy duros con los sospechosos. Hubo torturas, pre-
sión psicológica y detenciones arbitrarias. Al dueño de la casa donde pasaron la noche los matadores de
Jones,
Miranda Jamenson, le cortaron una oreja para hacerlo hablar.
Finalmente se tuvo una idea clara de los hechos.
El senador Ernesto Reinoso, que estaba detenido, dijo al juez Varela Díaz que los sucesos del 20
de noviembre estaban planeados para el mes de junio y que causas ajenas a la voluntad de los organi-
zadores obligaron a su postergación.
En dicho mes debió producirse un movimiento revolucionario perfectamente organizado contán-
dose hasta con elementos y hombres que ya en el mes de mayo fueron gestionados por personas que con
ese propósito se trasladaron a Buenos Aires.
Dijo que esas personas comprometieron seriamente hasta
el concurso de ex oficiales del Ejército, que debían dirigir la parte militar de la operación, adquiriéndose
armas.
Se había planeado tomar al gobernador y a sus ministros, ocupar la Casa de Gobierno y apode-
rarse de las comisarías y del Departamento Central de Policía.
Una prueba de que se trataba de un movimiento revolucionario y no un simple asesinato era que
poco después del hecho de La Rinconada fueron asaltadas, casi sin resistencia, las seccionales Primera
y Segunda de la policía Los asaltantes se apoderaron de todas las armas y municiones y en automóviles
trasladáronse al departamento de Pocito, donde se enfrentaron con el escuadrón de Seguridad.
A todo esto la opinión pública sanjuanina estaba dividida.
Si bien en público, como sucedía en toda la República, se criticaba duramente el asesinato de
Jones y Meglioli, fueron muchos, especialmente los sanjuaninos más humildes, que vieron a Cantoni
como un
"liberador de la dictadura jonista".
Los doctores Américo Devoto, Carlos Albarracín Godoy, Eugenio Doncel y el médico policial Alejandro
Quiroga Garramuño fueron los encargados de la autopsia al cuerpo de Amable Jones.
En la foto aparecen
los facultativos que
realizaon la autopsia:
Carlos Albarracín Godoy
(1); Américo Devoto (2);
Eugenio Doncel (3);
Aubone (4) y Alejandro
Quiroga Garramuño (5)
Jones había recibido muchos
balazos e incluso una gran
herida en su
costado derecho producto de
una bomba.
La necropsia se realizó en la
Casa de Gobierno, a
las 23 horas del día del aten-
tado (20 de febrero de 1921),
es decir, diez horas después
de producida la muerte