Principales protagonistas
Federico Cantoni
Tenía 44 años y se desempeñaba por segunda vez como gobernador constitu-
cional. Desde la cárcel, donde estaba detenido tras los sucesos que culmi-
naron en 1921 con el asesinato del gobernador Amable Jones, Cantoni había
resultado electo por primera vez en 1923 y gobernó hasta 1925 cuando la
provincia fue intervenida.
Electo nuevamente en 1932, Federico era el fundador y líder indiscutido del
Partido Bloquista.
Aldo Cantoni
Tenía 42 años y había sido gobernador electo en 1926, conduciendo la
provincia hasta 1928, cuando fue dispuesta una nueva intervención federal.
Durante su gobierno se reformó la Constitución Provincial concediéndose por
primera vez en la Argentina el voto a la mujer.
Hermano de Federico y médico
como él, se desempeñaba como senador nacional y era el número 2 en la jerar-
quía partidaria. En 1932 había sido electo por segunda vez senador nacional. En
su juventud había presidido el Partido Socialista Argentino en la Capital Federal.
Oscar Correa Arce
A los 56 años, era el jefe de la Junta Revolucionaria. Había sido jefe de policía
durante la gobernación del doctor Angel D. Rojas.
Juan Maurín
Tenía 53 años cuando se produjo el movimiento. Era vocal de la junta re-
volucionaria. En 1926 presidió la Liga de Defensa de la Propiedad, del Comercio
y la Industria, que se opuso a la política impositiva de Aldo Cantoni. Importante
viñatero y bodeguero, estaba casado con Victorina Navarro, hija de Segundino
Navarro y descendiente de Sarmiento.
Memorias de la revolución
Aquella mañana del 21 de febrero de 1934, ningún suceso extraño advirtió la proximidad de la
lucha.
Al mediodía, el tráfico se intensificó por la salida de los empleados de comercio. Algo rutinario.
En los bancos de la plaza 25 de Mayo, conversaban algunos ancianos.
En las confiterías El Aguila, La Cosechera y La Chiquita, casi todas las mesas estaban ocupadas
con gente que tomaba un vermouth o apuraba un café.
Las calles que rodeaban la plaza aún no habían sido pavimentadas y mostraban su adoquinado que
soportaba tanto el paso de los automóviles como de carretelas y victorias.
San Juan se preparaba para el almuerzo.
Pero entre esa gente que volvía a sus casas para la siesta reparadora cuando el sol apretaba en el
mediodía estival, había gente armada. Y pronta a actuar.
A las 12,30, el gobernador, Federico Cantoni, se disponía a salir de la Casa de Gobierno, ubicada
en la calle General Acha, frente a la plaza 25 de Mayo.
Federico era bastante rutinario en sus horarios. Llegaba a su despacho a las 7 de la mañana y poco
antes de las 12 se retiraba para volver a las 4 de la tarde.
Aquel día se retrasó algunos minutos, conversando con su hermano, el senador nacional Aldo
Cantoni.
El gobierno estaba sobreaviso de que los sectores de la oposición algo tramaban.
Pero no era precisamente una revolución lo que esperaban,
—Hay que seguir a Federico a todas partes pues van a intentar matarlo—
, fue la orden terminante
de Aldo.
Los preparativos de la revolución habían comenzado varios meses antes.
—La Nación no va a intervenir esta vez a San Juan. No queda otra alternativa que eliminarlo al
"gringo"
— fue la conclusión.
Y esta vez las cosas se organizaron en serio.
Se formó una junta revolucionaria, bajo la jefatura de Oscar Correa Arce e integrada por dirigentes
de distintos sectores políticos,
mayoritariamente del Partido Demócrata: Santiago Graffigna, Juan
Maurín,
Honorio Basualdo, Carlos Basualdo, Indalecio Carmona Ríos,
Onias Sarmiento, Rogelio
Driollet, Arturo Storni, Dalmiro Yanzón, Amado Molina, Alejandro Garra, Alejandro Cambas, Pablo
Campodónico y Aristóbulo Alvarez.
Revoluciones y crímenes políticos en San Juan
Juan Carlos Bataller
180
181