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JONES
E
l clima era de euforia en la oposi-
ción.
Los conservadores reían en silencio
mientras se cruzaban miradas cómplices.
—Cuando el enemigo se pelea, no hay que
distraerlo—,
decían alegres por lo que estaba
sucediendo.
—Los radicales nunca estuvieron prepara-
dos para gobernar; ellos sólo saben de zan-
cadillas y luchas internas—,
afirmaban con
solemnidad.
Sin duda, esperaban ser depositarios de tantos
desencuentros.
Pero los que realmente estaban contentos
eran los intransigentes y los “orejudos”, ya
definitivamente denominados bloquistas.
Y quisieron hacer partícipe al pueblo de esa
alegría:
M
iles y miles de volantes se repar-
tieron por toda la ciudad.
La cita era para el 2 de junio, en
la calle General Acha, frente a los edificios
reconquistados.
Una multitud se congregó frente a la plaza.
Y el odio comenzó a aflorar.
Porque por la puerta de Tribunales comenza-
ron a aparecer los jueces cuyos nombramien-
tos habían sido desconocidos.
Salieron Roberto Ahumada, fiscal en lo civil,
Héctor Quiroga, defensor de menores, Luis
Olmedo, Luis J. Colombo y Valentiniano
Peralta, jueces en lo civil, Comercial y Minas
y Javier Garramuño y Teodomiro Argüello,
jueces en lo criminal.
Y la gente se les fue encima.
Los escupieron, les dieron golpes de puño y
más de un puntapie se estrelló contra
redondas porciones anatómicas.
Así fueron echados: con una patada en el
culo, mientras los efectivos del Regimiento
15 de Infantería miraban sin intervenir.
Hubo vivas a Cantoni, a los legisladores,
a Flores Perramón.
Y luego un llamado a la
desconcentración tranquila.
La oposición se preparaba para gobernar.
L
a sorpresa vino con la noche.
El presidente Hipólito Yrigoyen
firmó, ese mismo día 2 de junio, el
decreto por el cuál daba por terminada
“la misión que se encomendara al
doctor Raymundo Salvat en cumplimiento
de la ley que declaró intervenida la
provincia de San Juan”.
Todo el mundo estaba desorientado.
¿Qué significaba el decreto?
Los principales dirigentes de la oposición se
reunieron el día 3 informalmente.
Federico Cantoni llevó la voz cantante
y fue directo al grano:
—Señores... ¿dónde estamos parados?
¿Qué significa el fin de la intervención?
Estrella tomó la palabra:
—Significa que Salvat no ha cumplido el
cuarto punto de su plan. No ha declarado
válido el juicio político ni suspendido en
sus funciones a Jones.
—Pero había una formal promesa...
—Eso es lo que ha impedido el presidente
con su decreto. Yrigoyen sigue respaldando
a Jones.
El diputado Reynoso fue aun más allá
en su análisis.
—Nuestra situación es peor que antes pues
la Cámara de Diputados ha quedado sin
quorum ya que 13 legisladores tienen el
mandato cumplido. No podemos
volvernos a reunir.
Estrella completó el informe:
—La Cámara de Senadores también
está incompleta.
Cantoni no aguantó más:
—¿Quiere decir que nos han devuelto la
Legislatura pero ya no podemos sesionar?
—Así es.
E
l panorama aun era más caótico.
—Los municipios han quedado sin
autoridades. Hemos perdido el
control de todo.
Fue en ese preciso momento cuando apareció
el Cantoni en su real dimensión.
—Yrigoyen es un hijo de punta infame.
Está dispuesto a apoyar a Jones hasta las
últimas consecuencias. Pero él no sabe con
quien se enfrenta.
Los participantes de la reunión guardaron
silencio:
—Si nos cierran todas las vías constitucio-
nales para derrocar al usurpador de Jones,
no nos dejan otra alternativa. Señores, va a
correr mucha sangre por las calles de San
Juan. Y un sólo hombre es el culpable de lo
que aquí ocurra: el presidente Yrigoyen.
Cómo Yrigoyen les arruinó
los festejos a la oposición
EL GRAN FALLO
DEL DOCTOR SALVAT
Reposición de los jueces.
Entrega del local legislativo.
¡El triunfo de los
verdaderos radicales!
Ante el notable fallo del doctor Salvat
que echa por tierra las mistificaciones
del gobierno del doctor Jones, convo-
camos al pueblo al gran acto durante
el cual se hará entrega de la
Legislatura y los juzgados
¡Concurra!
Es una cita de honor
Volante con el que se
convocó a la gente