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JONES
Continuará...
E
ra ingeniero químico y tenía 30
años. De mediana estatura —medía
1,68— cuerpo mediano, cejas oblí-
cuas ligéramente unidas, cutis trigueño,
cabello y bigotes negro, Carlos Ramón Porto
era hijo de don Guillermo Porto y doña Rosa
Valdez.
Era soltero, aunque andaba noviando con
Isolina Plaza, hermana de Rosalina Plaza, la
esposa de Aldo Cantoni.
Porto provenía del Partido Popular pero
pronto se encolumnó junto a Federico
Cantoni y en aquellos años 20 presidía el
Club Baluarte Radical,
un grupo que nucle-
aba a los más fervientes partidarios de
Cantoni.
Entre quienes escuchaban aquella noche a
Porto había muchos de los más fervorosos
militantes.
El presidente de club Baluarte, comenzó tra-
zando un panorama de la situación de la pro-
vincia.
—Como argentino, y más como sanjuanino,
no podemos tolerar que un individuo sin
familia, sin intereses en esta provincia, sin
partido político que le acompañe, haya ava-
sallado todas las dignidades, haya llenado de
lodo la sociedad luciendo en las fiestas
sociales una concubina y esté rodeado de
aventureros sin control, traidos exprofesa-
mente para nombrarles jueces o lo que fuera
necesario para los fines de piratería a que
están abocados...
La gente aplaudía y Porto aumentaba el
tono de su discurso:
—No podemos tolerar como sanjuaninos,
que ese individuo ejerza por más tiempo, por
el solo imperio de la fuerza y sin ninguna
autoridad legal, el cargo de gobernador de la
Provincia. En San Juan se pretende, como lo
deseaba Juan Manuel de Rosas, “no dejar
piedra sobre piedra”.
El clima era cada vez de mayor euforia.
—¿Como es posible que se acuse de rebelión
a los legisladores que le han instaurado jui-
cio político?¿ Cómo es posible que un delin-
cuente vulgar como el fiscal Aquiles
Damianovich, coloque panfletos en las pare-
des, acusando a los legisladores de “ejecutar
en Banda, una serie de delitos, atentados a la
autoridad y desacato”.? ¿Cómo es posible
que se haya procesado y encarcelado a los
senadores, Federico Cantoni, Diógenes
Perramón, Alberto Vita y a los diputados
Ernesto Reinoso, Juan Arturo, Eduardo R.
Gil, Argentino Echegaray, Angel Faccio,
Francisco Salinas, señor Sarmiento y otros?
Hasta al presidente de la Corte de Justicia,
doctor José Flores Perramón y muchos ciuda-
danos más, se los ha llevado a la cárcel
L
os gritos contra Jones llenaron el
lugar y a más de uno se escuchó
decir:
“hay que matarlo”.
Pero Porto continuaba:
—San Juan ha caído en un caos institucional
y político. Sin jueces legales, sin respeto a los
fueros de los legisladores, con policías muy
inferiores a la catadura moral de los magistra-
dos alquilados, en que un vigilante cualquiera
detiene, juzga y castiga por su cuenta y riesgo
a quien elige para satisfacer sus venganzas
personales. ¿Qué podíamos esperar los san-
juaninos de digna y viril tradición?
Esperamos la intervención federal y esta llegó
por ley del Congreso y después de abundante
documentación que ilustró el debate político
en la Cámara de Diputados. Pero el fallo del
interventor doctor Salvat, fue truncado brus-
camente cuando se disponía a decretar la sus-
pención del gobernador, quedando la provin-
cia en peores condiciones que antes de la ley
de intervención. El presidente de la
República, Hipólito Yrigoyen, es el inspirador
y responsable directo de los actos violatorios
de la Constitución y leyes de la Provincia y
de los más elementales principios del derecho
producidos por el usurpador Amable Jones.
El fue quien ordenó el inmediato retiro de la
intervención para que pocos minutos después
el pueblo fuera atropellado por fuerzas de
policía a caballo, en la plaza 25 de Mayo y en
forma que da vergüenza el recordarlo.
Las palabras de Porto se iban incorporan-
do a cada uno de los presentes, muchos de
ellos hombres sin mayor instrucción.
—Los jueces han sido sacados una vez más
por la fuerza de sus juzgados y han vuelto los
jueces alquilados mientras desaparecen las
garantías colectivas, la libertad de reunión,
la de prensa, la de expresar ideas pública-
mente, la de trabajar y transitar. Solo queda
en pie el capricho burdo y soez de la poli-
cía que representa y reemplaza la
Constitución y la ley.
Y agregaba Porto:
—Me acabo de enterar que en la noche del
21 junio el Juez Federal, doctor Sohar
Ruiz, fue detenido y conducido preso, des-
pués de ser desconocido en el carácter que
invocaba y tratado en forma brutal y des-
medida. ¿Qué nos resta hacer?.
Es hora de
sacar a escobazos al usurpador de la
casa de Gobierno.
E
sa noche la reunión del Club
Baluarte terminó muy tarde. Los
“jóvenes revoltosos” del radicalis-
mo, los seguidores incondicionales de
Federico Cantoni,
comenzaban a sentir un
odio muy profundo por el hombre al que
consideraban un usurpador.
Fuente: Conceptos de Carlos Porto en su presentación
ante el juez de Instrucción, doctor Julio M. Escobar
Sáez, el diez de marzo de mil novecientos veintitres, a
las once y cincuenta y cinco minutos, pasandose a
despacho. Los datos sobre Porto corresponden
al prontuario..
Había mucha bronca aquella
noche en el Club Baluarte
“Como argentino, y más
como sanjuanino, no podemos
tolerar que un individuo sin
familia, sin intereses en esta
provincia, sin partido político
que le acompañe, haya
avasallado todas las dignidades”
Carlos Ramón Porto durante un discurso.
(Foto proporcionada por el capitán Carlos R. Porto)