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En la primera sesión la Cámara
decidió interpelar a un ministro
JONES
S
í, el interventor Escobar se había
ido de San Juan en medio de
una silbatina. Y el tema fue
tratado en la Cámara de Diputados en la
sesión del 17 de julio.
El primero en hablar fue Ernesto Reynoso, el
diputado por Iglesia encolumnado con los
radicales intransigentes que respondían a
Federico Cantoni.
Reynoso:
Voy a hacer moción para que este
cuerpo pase una nota al Poder Ejecutivo
comunicándole que la Cámara vería con
agrado que el PE hiciera una minuciosa
investigación sobre la inversión de los fondos
hecho por la intervención durante su estada
en la provincia.
Presidente (Gervasio Ortiz):
Hace usted
moción...
Reynoso:
Me induce hacer esta moción el
hecho que se viene publicando en los diarios
locales y de informaciones que poseo sobre
la mala forma que algunos comisionados han
dado a la inversión de esos fondos. El Partido
Radical vela por los intereses de la más
escrupulosa administración y no puede ver
con agrado que existan sospechas sobre des-
pilfarro de fondos.
(Se escuchan voces))))
Reynoso:
Se ha silbado a la intervención. Y
yo he sido uno de los que han silbado. Me
hago solidario de la silbatina porque cuando
un hijo de San Juan como yo, que piensa alto
y es miembro de un partido que quiere que la
administración de la provincia sea buena,
tiene el derecho irrefutable de hacer oír su
protesta, lo que no era posible hacer cuando
la intervención tenía el sartén por el mango.
Creo que es falta de cultura cuando se silba a
determinada persona o administración. Pero
también es justo que el pueblo proteste de la
forma que lo crea más conveniente. Yo he
silbado y estoy pronto para que se
me castigue.
Estoy convencidísimo de ello porque mien-
tras en los municipios no tenían con que
pagar a los empleados se mandaban a hacer
medallas para llevar de recuerdo a los seño-
res
interventores. Mientras en el Consejo de
Educación no se pagaba a los maestros, se
hacían pomposas fiestas para inaugurar una
sala, se tomaba champagne y se fumaban
buenos cigarros. Mientras en
Desamparados no hay con qué pagar una
casa, se inauguraba un edificio nuevo y se
tomaba champagne...
Yo quiero como interesado en esa silbatina
que se saque a la luz lo que haya hecho esta
intervención. Si las comedias y los dramas
malos se silban pagando un peso con cincuen-
ta porqué no vamos a silbar a la intervención
que nos ha costado mucho más.
Presidente (Ortiz):
El señor diputado tendrá
que redactar la minuta de comunicación.
Diputado Reynoso:
Quedaría así: “La
Cámara de Diputados de la provincia vería
con agrado que S.SW. el señor Ministro de
Hacienda y Obras Públicas informe en la
sesión próxima sobre la forma como se ha
administrado los caudales públicos provincia-
les y municipales la intervención nacional
durante su estadía en la provincia.
Jacinto Rocha:
Es una minuta de
interpelación entonces...
Reynoso:
Sí señor.
Una vez redactada, la minuta es aprobada,
resolviéndose la interpelación al flamante
ministro de Hacienda y Obras Públicas para
que brinde el correspondiente informe.
Era la primera sesión ordinaria de la
Cámara y ya le interpelaban un ministro a
Jones y pedían informes sobre lo que había
costado a San Juan la presencia del inter-
ventor enviado por Yrigoyen...
Continuará...
P
ero no fue el único tema
urticante que plantearon los
legisladores ese día.
El punto 9 contemplaba un
“proyec-
to de ley del señor diputado
Arturo sobre intervención a los
municipios”.
El artículo 1º del proyecto decía:
“Declárase intervenidos todos los
municipios de la provincia a efecto
de reconstituir los poderes acéfa-
los.
El artículo 2º determinaba:
“El Poder Ejecutivo nombrará
interventores con acuerdo del
Senado. Estos durarán hasta el 1
de enero de 1.921 y tendrán las
mismas atribuciones y responsabi-
lidades que la ley acuerda a los
intendentes municipales”.
Diez artículos tenía el proyecto de
ley. Pero en los dos primeros estaba
el meollo del tema: desbarataba los
intentos del Ejecutivo de designar a
los comisionados sin el acuerdo de
las cámaras. Y el diputado Arturo lo
dijo claramente, según constó en el
diario de sesiones.
Arturo:
Me he inspirado señor pre-
sidente al presentar este proyecto a
la Cámara, considerando en primer
lugar que el Poder Ejecutivo no ha
tenido en cuenta en su primer decre-
to de nombramiento de autoridades,
de pedir acuerdo del Senado.
Diez minutos habló el diputado
Arturo. Los últimos 30 segundos,
dijo:
Arturo:
Señor presidente, este pro-
yecto de ley es urgente despacharlo.
Por este motivo voy a pedir que
pase a la comisión respectiva con
solicitud que sea tratado en la sesión
del lunes con o sin despacho de
comisión.
Señor presidente (Ortiz):
Está
bien. Pasa a la Comisión de
Legislación.
Una ley para parar
los nombramientos
Gervasio Ortiz era el presidente de la
Cámara de Diputados. Tenía 35 años,
había nacido en San Luis y se radicó
en San Juan en 1911 para ocupar el
cargo de enólogo de la bodega
Uriburu de Caucete.
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