la_cena_de_los_jueves2 - page 30

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En 1920 San Juan
tuvo la clase
empresaria más
vigorosa de toda
su historia
JONES
que se criaban en un ambiente donde la reli-
gión católica ocupaba un primerísimo lugar.
Las hermosas propiedades en Pocito y Ullum
y un hermoso chalet construido con mármo-
les traídos desde Carrara y ubicado en
Puyuta, cerca de la bodega, era la más visible
expresión del crecimiento social y económi-
co de los Graffigna.
—Me parece Santiago que a este salame le
ha faltado un poco más de carne de
burro...
—¿Te parece? Lleva tanta carne de burro
como de chancho...
El comentario lo había hecho el cuñado de don
Santiago, don Bartolomé Del Bono.
Los Del Bono eran otra de las familias podero-
sas de San Juan.
El primero en llegar a la provincia fue
Juan B.
Del Bono,
para trabajar en la casa Marenco y
Cereseto.
En aquellos años la explotación vitivinícola era
muy rudimentaria. Al extremo que parte del
vino que se consumía como así también ele-
mentos que se utilizaban para la elaboración
del producto, se traían desde Chile, a lomo de
mula por el paso de Los Patos.
J
uan Del Bono vivía en Rosario y un
día se encuentra con Cereceto, que
enviaba su vino en carretas a aquella
zona.
Los hombres descubren que eran paisanos,
que provenían del mismo pueblo de Italia.
—¿Por qué no se viene a vivir a
San Juan?. Aquello es un paraiso...—
,
invitó Cereceto.
—¿Sabe ingeniero...? Yo sólo tengo mi oficio
y son muchas las bocas que hay que alimen-
tar...
—Mire, don Juan, yo le pago el viaje.
Usted vaya y si le gusta San Juan, tiene
trabajo en mi bodega.
Del Bono se vino a San Juan y a los pocos
días envió una carta a su familia.
“Realmente esta es una zona de gran futu-
ro. Prepárense porque nos radicamos en
esta ciudad”.
En “Marenco y Cereseto” don Juan Del
Bono trabajó durante siete u ocho años.
No sólo trabajó don Juan con Cereceto, pron-
to también lo hizo su hijo Bartolomé, un
grandote, buen mozo y con muchas ganas de
progresar.
—Trabajando para otros nunca vamos a
progresar, papá... Fíjese como está cre-
ciendo la gente que se dedica a trabajar
por su cuenta...
—Hay que ser cautos, Bartolomé... Al menos
comida no nos falta...
E
n 1888 los Del Bono concibieron la
idea de comprar uva y elaborar vino
por su cuenta.
Una elaboración muy rudimentaria, por cier-
to pues ni bodega tenían.
Sólo elaboraron 200 barriles que vendieron a
la empresa donde trabajaban.
—Fíjesé papá... Nos ha dejado más dinero
elaborar el vino que el trabajo de toda la
familia desde que estamos en San Juan...
—Bueno hijo, este año habrá que elaborar el
doble...
Este fue el paso inicial de la Bodega Del
Bono, que en 1890 construyó su primer esta-
blecimiento.
Si bien don Juan fue el fundador, el alma
mater de la empresa fue su hijo Bartolomé
que junto a su hermano Carlos trabajaron pri-
mero a la par del padre hasta que, finalmente
se hicieron oficialmente cargo de la firma,
cuando aquel falleció en 1908.
E
n 1920 los Del Bono ya habían
ganado importantes mercados en
Buenos Aires, La Plata y Rosario y
Bartolomé se había transformado en un hom-
bre de gran influencia económica. Y como
no podía ser de otra manera, una majestuosa
residencia coronaba esa influencia. Ubicada
al lado de la bodega, la “Villa Chalet Del
Bono”, rodeada de parques y viñas era el
símbolo de una nueva y floreciente clase
empresaria.
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Bartolomé Del Bono
Santiago Graffigna
Germán Wiedenbrug
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