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P
ero en el país se estaban produciendo
cambios.
El periodo de Hipólito Yrigoyen lle-
gaba a su fin y debía asumir la presidencia de
la Nación Federico de Alvear.
¿Qué cambiaría para San Juan?
Lo único que le faltaba a Bello para cumplir
con la Ley de Intervención era convocar al
electorado, decreto que apareció recién des-
pués de terminar Yrigoyen su período.
Pocos días antes de asumir Alvear, comenzó a
notarse una
cierta intranquilidad
entre los
miembros de la intervención. Bello pidió
licencia y encargó el gobierno a Marcial Izaza,
su ministro.
T
odos sabían que las directivas de
Alvear y su ministro del Interior,
Nicolás Matienzo, serían distintas de
la de su antecesor.
Esto despertó las esperanzas de los bloquistas
y el desasosiego de sus opositores. Ya en su
cargo Alvear antes de conocer su posición.
Bello presentó su renuncia, pero Alvear la
rechazó al decirle que
“vería con agrado que
terminara la intervención de San Juan”.
Alvear respondió que durante su período se
regiría por la Constitución Nacional y se nor-
malizaría la situación institucional de San
Juan.
Esto creó algunas dudas entre los hombres que
se habían mantenido fieles a Jones e Yrigoyen.
-Está bien la constitución pero... ¿se castiga-
rá a los culpanles?
Los jonistas le pidieron que se hiciera justicia
en el proceso de La Rinconada.
A Alvear no le costó nada que
así se haría.
Aquiles Castro que se había caracterizado por
su actitud ambigua a principios de año, envió
una nota de protesta al presidente.
En ella atacó los actos del interventor y solicitó
el reconocimiento de su derecho a asumir el
Poder Ejecutivo y convocar a elecciones.
Sus amigos, los principistas —después de las
elecciones nacionales—, formaron el Partido
Radical Liberal —como en sus orígenes— lo
felicitaron y homenajearon a Castro
por su
hazaña en defensa de la autonomía de la pro-
vincia.
Manifestaciones que fueron ácidamente
comentadas por el diario Debates.
L
a renuncia de Bello, fue aceptada final-
mente y es explicable no tanto por las
ofensas que pudo haber recibido sino,
como lo prueban los documentos, por la situa-
ción en que se encontraba, presionado por el ex
presidente y por el nuevo.
Fuente: El radicalismo bloquista en
San Juan - Susana T. Ramella de Jefferies
Con la presidencia de
Alvear cambian muchas cosas
Marcelo
Torcuato
de Alvear
-¿Cuáles son las pruebas con-
tra estos acusados?
-Las pruebas contra ellos son las
siguientes:
Elio habló en los mismos tér-
minos que su hermano en el acto
de la Plaza. Además, Miranda
Jamenson afirmó que fue él
quién llevó a los autores mate-
riales y las armas a su casa en la
madrugada del 20 de noviembre.
Tobares declara a fojas 510
que Porto, en compañía de
Santamaria, llegó en automóvil
al café de General Acha y
Laprida, donde él aguardaba con
Juanasi y Clavel, a todos los
cuales condujo a Pocito. A fojas
512 afirma que Porto le entregó
una órden para que le fuera
entregado un Winchester.
Juanasi afirma a fojas 523
que estuvo con Tobares en casa
de Porto el viernes 18, con el
propósito de recibir de este ins-
trucciones, armas y municiones.
Que allí le manifestó Porto que
previamente debía entrevistarse
con Cantoni y verse luego con él
frente a la farmacia de Sugasti.
Nicolás Pellerite declara a
fojas 484 que habiendo quedado
a dormir accidentalmente en
casa de Urcullu, fue despertado
por éste y notó que habían llega-
do los automóviles cuyos ocu-
pantes eran entre otros Elio
Cantoni, Carlos Porto, Ernesto
Reynoso, etc. Que todos habla-
ron del plan a desarrollar para
dar muerte a Jones horas más
tarde.
Está probado que Jorquera y
Vazquez condujeron los autos
de Elio Cantoni y Carlos Porto.
—¿Qué penas pidió para los
cómplices?
— Solicité para Elio, Reynoso y
Porto, 20 años de reclusión y
para Jorquera y Vazquez, 15
años.
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