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JONES
D
os días antes de terminar el periodo
presidencial de Hipólito Yrigoyen,
el fiscal, doctor Ismael Berón de
Astrada, presentó la acusación formal contra
los autores del crímen. Era el 10 de octubre
de 1922 y los hechos posteriores demostrarí-
an cuán equivocado estaba Berón de Astrada
al manifestar en su dictámen:
“estoy en con-
diciones de afirmar , plenamente conciente
de la trascendencia de mi afirmacion, que
la solucion de este proceso esta determina-
da con una seguridad sólo comparable a la
evidencia de las matemáticas y que ningún
poder humano, ningun esfuerzo por inteli-
gente que sea, lograra modificar el resulta-
do legal inevitable”.
—¿Quién fue el principal responsable del
asesinato de Jones?
—Yo acuso a Federico Cantoni, el más culpa-
ble de todos, de haber urdido el crímen, pre-
parándolo en sus menores detalles, con un
tranquilo cinismo que multiplica la magnitud
de la culpa. Lo acuso de la elaboración del
drama, desde su primera etapa a principios
del año pasado, hasta la última, cuando las
víctimas exámines recibían nuevas descargas
en un lujo de ensañamiento
—¿En qué se basa?
—Desde poco antes de mediar el año 21,
Federico Cantoni y algunos hombres de su
íntima vinculación —Elio, su hermano,
Reynoso, Porto y otros— tenían meditada la
eliminación violenta del doctor Amable
Jones. Durante junio y julio quedó convenida
su muerte y discutido en su menores detalles
el plan a que debía sujetarse el asesinato.
—¿Hubo intentos previos?
—Claro que los hubo. Hasta se conocen los
detalles del primer intento, en julio del 21.
Varios de los que intervendrían en la prepara-
ción del mismo se ubicarían en el hall supe-
rior de la casa de gobierno y harían fuego
sobre el doctor Jones en el momento que éste
subiera la escalera de acceso a su despacho.
Todo estaba dispuesto pero el doctor Jones
fue prevenido a tiempo y tomó medidas que
abortaron el propósito.
—Usted dice que hubo otros intentos...
—Desde entonces y hasta el 20 de noviem-
bre, parece que hubo otras tentativas, también
fracasadas. Lejos de desmoralizarlo, afirmó
más la idea en Cantoni quien, cegado de una
pasión incontenible. más de una vez gritó en
la plaza pública con ademanes descompuestos
y palabras correspondientes al ademán, la
necesidad de matar a Jones.
En el local de la legislatura, desde el sitial de
la presidencia de la cámara de la que formaba
parte, Cantoni llegó en su audacia única a
afirmar —con motivo de la reposición de
magistrados decretada por el doctor
Raymundo Salvat— que el doctor Jones debía
bajar del gobierno “vivo o muerto”, según lo
consignó Diario Nuevo en su edición del 24
de noviembre de 1921.
—Son declaraciones que quizás no pasaran
de simples amenazas...
—No podemos olvidar el regreso de Cantoni
de Jachal, el 27 de octubre. Había ocurrido
allí un hecho que no viene al proceso y que ha
sido explicado de diferentes maneras. Cantoni
fue herido en un pie y volvía dominado por la
ira que no procuraba disimular. En una de las
esquinas de la plaza 25 pronunció una arenga
y gritó a los cuatro vientos ante un grupo
numeroso de personas que era necesario matar
al doctor Jones con el arma que fuera, con un
winchester, con un revólver, con un cortaplu-
mas o con un suncho. ¿Quiere que le diga tex-
tualmente lo que dijo Cantoni?
—Sí, por supuesto.
—Cantoni dijo en aquella ocasión: “Os conci-
to a que estéis listos. El que no tenga en su
El fiscal acusa a Cantoni
como instigador del crimen
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”
“
La acusación fiscal fue ampliamente difundida mediante afiches pegados en distintos puntos de
la ciudad. Los bloquistas contestaron colocando leyendas, como las de la foto, sobre los impresos.
Yo acuso a
Federico Cantoni,
el más culpable
de todos,
de haber urdido el
crímen, preparándolo
en sus menores
detalles
Fiscal Escobar