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JONES
P
ara algunos había sucedido los
increíble.
Para otros, la más horrenda profesía
se había cumplido.
Para un tercer grupo, se trataba de un sueño
largamente acariciado.
Federico Cantoni había sido electo goberna-
dor de San Juan.
Nunca había sido más corto el trayecto desde
la cárcdel a la Casa de Gobierno.
Pero el gobernador electo, seguía detenido.
El 17 de enero la Junta Electoral comunicó al
interventor el resultado de las elecciones de
legisladores y de gobernador. Ese mismo día
se reunió la Asamblea Legislativa, aprobó las
elecciones y los diplomas de sus miembros y
Carlés entregó el mando a Aquiles Castro
para que completara el período iniciado en
1920.
La Nación se retiraba...
Y
ahí estaba don Aquiles Castro.
Con sus dudas y preocupaciones.
Los bloquistas estimaban que Castro
debía limitarse a Iniciar la reparación:
1)Rever las medidas tomadas por los gobier-
nos desde Jones en adelante, que los había
afectado, sobre todo el proceso de La
Rinconada.
2)Abstenerse de realizar alguna acción que
repercutiera desfavorablemente en su futuro
gobierno, es decir
no propondría ningún
nombramiento.
Con Carlés se fueron los miembros de la
Corte.
El único que quedó fue el eterno Flores
Perramón.
Y Flores Perramón no perdió el tiempo.
El mismo día 18 de enero ordenó la libertad
de Cantoni.
La resolución se fundamentaba en el auto de
libertad de Julio Escobar Sáenz, es decir, se
debía respetar los fueros de Cantoni porque
no fue hallado
“infraganti”,
ya que el hecho
se produjo en La Rinconada y Cantoni se
hallaba en Desamparados. Por otra parte, no
fue desaforado antes de iniciarle juicio.
Castro estuvo de acuerdo y ordenó la libertad
de Cantoni al alcalde de la cárcel.
C
uando se conoció la noticia una mul-
titud se instaló en las afueras de la
cárcel vivando y aclamando a
Cantoni.
Así lo contó el diario Debates:
“La enorme concurrencia suspendió sus víto-
res y las lágrimas a raudales bañaron los ros-
tros de las damas presentes, como el homena-
je más elocuente, más sentido
que puede tributarse a un grupo de hom-
bres”.
San Juan no había visto jamás este tipo de
manifestaciones.
En los días siguientes a su libertad, la gente
acompañaba a Cantoni a todas partes. En
una oportunidad que se dirigía a la
Legislatura, advirtió que lo seguía una mul-
titud y frente a la plaza 25 de Mayo les dijo:
“A ustedes más que a cualquier otro grupo,
les corresponde fiscalizarme y fiscalizar a
mis colaboradores, pues nosotros, los hom-
bres de gobierno, cuando estamos en él
somos susceptibles de caer en tentación, en
el clásico “mal cuarto de hora...”.
Ya saben ustedes como hemos sido vejados
y maltratados: que me tuvieron 40 días en
el calabozo, lo que no quiere decir que
hemos de ir al gobierno con odios y renco-
res, ni con sentimiento de venganza hacia
los que así nos trataron... no se venguen de
ellos”.
Cantoni sale de la cárcel
siendo gobernador electo
Ilustración: Miguel Camporro.
