la_cena_de_los_jueves2 - page 214

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JONES
Continuará...
mayor consideración personal —por sus
años y por su talento—, el señor diputado
Quiroga.
He escuchado el relato inteligentemente
tramado por el señor diputado de aquel
cuadro sombrío en que nos pintaba la cár-
cel de San Juan alojando a “distinguidos
universitarios”, a “hijos intelectuales” del
señor diputado Quiroga que invocaba con
razón nuestros sentimientos de respeto
para la anciana madre, para los padres de
los doctores Cantoni. A él le parecían esas
detenciones, tal vez justificadas, por exi-
gencias ineludibles de la investigación
judicial, algo feroz, inhumano, mientras no
tenía para el hecho mismo, para el crímen
brutal, cuando decía estas palabras, la con-
denación categórica y expresa que hizo al
final de su discurso.
“Distinguidos universitarios”,
señor pre-
sidente! Ojalá ellos puedan levantar ante
los jueces de la ley la enorme responsabili-
dad que pesa sobre sus nombres, como una
lápida, porque hoy, casi ningún ciudadano
de la república, duda de su participación y
de su responsabilidad moral y penal, como
instigadores en el trágico suceso de
Pocitos.
Para esos “
distinguidos universitarios”,
las flores elocuentes de retórica del señor
diputado Quiroga y sus protestas de indig-
nación porque los llevaron desde su domi-
cilio hasta la cárcel, en medio de una fila
de soldados armados!.
Qué error, qué extravío, señores diputados,
invocar la situación social o el título uni-
versitario, para que la ley desviara su rigor
natural ante tales privilegios, cuando, por
el contrario, la responsabilidad sería mayor
si fuera establecida su participación en la
tragedia. (¡Muy bien! ¡Muy bien!).
S
aben los señores diputados que los
candidatos de la mayoría radical
bloquista de San Juan doctores
Quiroga y Correa han sido electos en los
comicios del 2 de abril llevando impreso
en todas sus boletas de sufragio el retrato
del doctor Federico Cantoni, a quien las
actuaciones judiciales hasta el día de hoy
hacen presumir por lo menos,
ya que no
debemos aventurar un juicio definitivo
sobre este punto, como uno de los respon-
sables directos y principales de esa trage-
dia. Y yo digo, señor presidente: bien esta-
rían las defensas del señor diputado para
un correligionario o para un ciudadano
cualquiera en desgracia, que es siempre
gallardo el gesto de acercarse a los que
sufren o a los que padecen; pero mal, muy
mal está que, mientras pesa esta atmósfera
de tragedia y de culpa sobre un hombre,
necesiten los prestigios, los altos y claros
prestigios que reconozco en el señor dipu-
tado Quiroga, de la muletilla del retrato del
doctor Cantoni en sus boletas de sufragio.
(¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos).
“Van seis o siete
meses desde el asesinato
del doctor Jones y
todavía no hay un juez
constitucional, no hay
fiscal que haya visto
la causa y el sumario
está en poder del ejército.
¿Qué tiene que hacer
el ejército de la Nación
con un sumario que
pertenece a los jueces?”.
Marcial Quiroga
“¿Por qué,
abrir las
puertas al
crímen para
comprometer la
tranquilidad y la
felicidad de aquel
pueblo, cuando
tenían abierto el
camino de
las urnas?.
Ventura Lloveras
Dejemos tranquilo el recuerdo de aquel
infortunado gobernante que cayó trágica-
mente; quizás cometió grandes errores en
su gestión gubernativa; pero nunca podrá
ser reconocido por hombres morales el
derecho de castigar así, fríamente, con
lujo de inútil crueldad, a un anciano,
indefenso, en una alevosa encrucijada.
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