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Alejandra Araya
-Su hijo le regaló un docena de huevos. ¿Le hago un omelette, don
Julio?
-No, porque hay que tirar las cáscaras.
Bety, la doméstica ya lo conocía. De manera que no se sorprendió
cuando le dijo:
-Don Julio, la vecina no me quiere prestar una taza de azúcar.
-¡Qué tacaña! Bueno, m´hijita, use la que hay en el tarro.
Julio elegía muy bien a los amigos que invitaba a tomar un café. No
es cuestión de andar tirando la plata pagándole a cualquiera que des-
pués no agradece.
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