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Miradas
Cuentan que Zeus jugaba a las escondidas con los sentimientos. Uno
a uno los fue encontrando y gritando ¡piedra libre! Faltaba Amor que
se había escondido detrás de un zarzal. Se pinchó los ojos y quedó ciego.
Locura lo ayudó a salir. Desde entonces, el amor es ciego y va acompa-
ñado de la locura.
-Papu, a la tarde tenés que disfrazarte de cavernícola.
-¡¡¡¿Qué?!!!
-Viene el chico del video. ¡Yo misma hice el guión! No, no pongás
esa cara. Sí, sí, te conté, pero vos andás con la cabeza llena de números.
Ahora se usa el video actuado en los casamientos no una mera recopi-
lación de fotos. Lo pasarán cuando sirvan el postre.
Victoria había quedado de tomar un café con María Marta. Hacía un
tiempo que no se veían y tenía que darle la invitación. María Marta pidió
un cortado y la novia un café con leche con seis medialunas. La ansiedad
le abría el apetito.
-¿Cómo va todo?
-Bien, el que no se engancha es Marce. Pupi nos propuso una idea
genial.
-¿Pupi?
-¡Sí! Nuestrowedding planner. Quiere hacer una escena de teatro aéreo
como en la Fiesta del Sol y colgarme de un arnés para entrar al salón.
-¿Y Marce?
-Repite en el piso la coreografía que yo hago en el aire.
María Marta que llegaba tarde a su trabajo se despidió de Vico que
después del café con leche, había pedido un tostado con una Coca.
La ceremonia religiosa sería en la Catedral. La fiesta para 400 perso-
nas en un salón de Santa Lucía donde tendría lugar el civil. Y aunque
Pupi insistió en que las fotos en el diario son un quemo, Victoria, en ese
tema, no le hizo caso.
Mozos con intercomunicadores, decoración, fotos y accesorios. Isla
caribeña, mejicana, árabe y española. Menú con postre en escultura de
azúcar. Novio y padrinos de frac. Cortejo de niños vestidos en azul y
rosa viejo. Todo estaba preparado.
La voz de Bono, la música de U2: One love, one life. Victoria entró
sobrevolando sobre los invitados. En el momento que Marce tenía que
recibirla con los brazos abiertos, en una escena ensayada miles de veces,
ocurrió lo que nadie quería: la soga se cortó.
Dicen que fueron las flechas de Cupido que es un niño muy travieso
que aún no tiene buena puntería.