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Sohar Ruiz, es detenido y conducido preso,
después de ser desconocido en el carácter que
invocaba y tratado en forma brutal y desmedi-
da.
U
na serie abominable de hechos y pro-
cedimientos propios solo del año 40 se
suceden desde el día cinco de junio de
1921, hasta el mes de octubre del mismo año.
En este transcurso de tiempo, Jones desobede-
ce sus mismos jueces, los destituye por decreto
lo mismo que hiciera para nombrarlos; los
llama a su despacho y los amonesta como a
simples sirvientes y esto ocurre con Olmedo
Cortez y Félix Alberto Echegaray.
En tiempos pasados de crudo régimen, se ase-
sinaba en San Juan al gobernador doctor
Agustín Gómez, pero los asesinos se cubrían el
rostro para evitar la sanción pública, los que
más tarde se sentarían en el Congreso
Nacional; en tiempos de la causa del señor
Yrigoyen; se manda asesinar de día, por los
policías de uniforme, al senador doctor
Federico Cantoni. Ya no teme al público quien
no ha dejado derecho por pisotear. En la Casa
de Gobierno, Jones y su ministro Justo Pastor
Zavalla y su jefe de Policía Honorio Guiñazú,
planean el crímen que se realiza en octubre de
1921 en Jáchal.
J
uzgue V.S. qué restaba hacer a los hom-
bres de un pueblo lleno de digna altivez
como San Juan.
Juzgue V.S. si sancionada la nueva ley de inter-
vención Federal, el señor Yrigoyen complicado
en esta situación de oprobio y de vergüenza, no
la cumplía y, siendo objeto de burlas y de
escarnio los hombres de San Juan, ¿qué nos
restaba hacer?.
Era yo entonces presidente de un club político
denominado “Baluarte Radical”, donde parecía
que en ese núcleo de juventud rebelde, se
hubieran refugiados los puros principios del
radicalismo del gran tribuno Alem. Esa juven-
tud, en magna asamblea, resolvió salir a la calle
y, en pública asonada revolucionaria, sin plan
ni medida sino como una explosión inconteni-
da de ira ante la vergüenza que sufríamos,
sacar a escobazos al usurpador de la casa de
Gobierno.
P
rimó en mí la cordura y designado jefe
del movimiento revolucionario, distri-
buí armas, designé personas y dí órde-
nes expresas para un momento oportuno.
El 20 de noviembre de 1921 se producía ese
momento y, en vez de ser arrestado el usurpa-
dor y obligado a renunciar en la creencia que
este acto sería respetado por Hipólito
Yrigoyen, por una circunstancia imprevista,
Amable Jones, de triste recuerdo para San
Juan, cae herido de muerte por las balas de las
armas que manejaban un grupo de muchachos
que sólo llevaban como visión, la tranquilidad
de San Juan y la grandeza que soñaron en los
fríos calabozos policiales.
La ley se ha cumplido nuevamente.
Ojalá nunca más vuelvan a producirse estos
hechos en la tierra patria de Aberastain.
Ojalá que los Virasoro y los Jones no surjan
más en la tierra de las Rinconadas históricas y
que los nuevos gobernantes, orientándose en
las montañas y fértiles llanuras, se ocupen de
construir diques de embalses, canales de
riego, caminos y de sembrar las industrias que
harán de San Juan la soñada grandeza.
A
l terminar a V.S. con todo respeto
solicito:
Que en virtud de lo establecido por
la ley de Amnistía sancionada por insistencia
de ambas cámaras, mandando sobreseer defi-
nitivamente estos autos, se digne Ud. proveer
de conformidad, dejando a salvo mi deseo de
que este proceso hubiera sido terminado y
fallado por la justicia, por cuanto jamás dudé
el castigo que hubiera sido para mí el más alto
honor de mi vida, al ofrecer mi tranquilidad y
porvenir en bien de la grandeza de San Juan.
Todo ello es justicia.
Carlos R. Porto
••••••••••••
(Este escrito fue presentado en
la secretaría del Juez de Instrucción,
doctor Julio M. Escobar Sáez, el diez
de marzo de mil novecientos veintitres,
a las once y cincuenta y cinco minutos,
pasándose a despacho).
Jones, de triste
recuerdo para
San Juan, cae herido
de muerte por las balas
de las armas que
manejaban un grupo
de muchachos que sólo
llevaban como visión,
la tranquilidad de
San Juan y la grandeza
que soñaron en los fríos
calabozos policiales.
