el Estado como el médico. Importará cada vez más lo que la persona
sabe hacer que la educación formal que pueda haber tomado. Habrá sin
embargo otro tipo de formalidad en el futuro porque la obligatoriedad
de aprender habrá que cumplirla a rajatabla.
—¿Qué papel jugará la formación del docente?
—El docente cambiará de cariz y no le será fácil. Será el elemento que
más resistencia tenga al comienzo de la transición. En cada jurisdicción
tenderá a ser un guía y un entrenador en los centros de aprendizaje (que
serán las viejas escuelas) que estarán abiertos las 24 horas y servirán a
todas las edades que necesiten guías y entrenamiento adicional y tam-
bién unos pocos podrán participar de la construcción de los módulos
de cursos. Los conocimientos vendrán vía cursos centralizados desde
los centros de ingreso al sistema y que contengan a los mejores expertos
en el tema, primero de la Argentina y luego del Mercosur y de regiones
mayores (tal vez del planeta en el futuro) con afinidad lingüística y des-
pués con traducciones simultaneas. El idioma no será más una traba en
el futuro. Los institutos de Formación Docente desaparecerán y todos
tendrán educación personalizada. El docente será un profesional que
sabrá de los recursos didácticos y pedagógicos para lograr el aprendizaje
y se formará a través de este sistema como los demás humanos en otras
habilidades.
Juan Carlos Bataller
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