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—¿Y qué hacemos con los delitos menores?
—Por su parte, y como lo previó la citada Comisión, es posible estable-
cer para delitos de menor gravedad una serie de posibilidades alterna-
tivas al encierro e incluso, antes de la condena, la suspensión del proceso
a prueba. Aquélla diseñó una serie de alternativas consistentes en la de-
tención de fin de semana, el arresto domiciliario, la prestación de traba-
jos a la comunidad, el cumplimiento de instrucciones judiciales, la multa
reparatoria, la prohibición de residencia y tránsito y la obligación de re-
sidencia. La prefiguración de tales modalidades colocaría al futuro Có-
digo Penal en línea con las recomendaciones de la Organización de
Naciones Unidas en cuanto a la necesidad de introducir medidas no pri-
vativas de la libertad que constituyan otras opciones y posibiliten redu-
cir la aplicación de la prisión.
—¿Qué propone para los delitos muy graves?
—Algunos delitos muy graves y serios, por ejemplo los de lesa huma-
nidad o tortura seguida de muerte, deberían traer aparejadas penas de
prisión cualitativa y cuantitativamente equivalentes a tales hechos, ha-
brían de ser cumplidas efectivamente y no serían susceptibles de susti-
tución por penas alternativas.
—¿Sirven nuestras actuales cárceles?
—Al examinar esta delicada cuestión no puede dejar de ponderarse que
el art. 18 de la Constitución Nacional (que data de 1853) dispone que
“las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no
para castigo de los reos detenidos en ellas…”. Y, en la misma línea, el
art. 39 de la Constitución Provincial (1986), establece que “las cárceles
de la Provincia deben ser sanas, limpias para seguridad y rehabilita-
ción…”. De cualquier manera, sabemos que el ideal proyectado en tales
cláusulas está lejos de ser cumplido en la práctica. Así, expresiones como
sobrepoblación, hacinamiento, precarización de los servicios básicos,
falta de infraestructura carcelaria adecuada, carencia de recursos huma-
nos, insuficiencia de formación del personal penitenciario, etc., afloran
con frecuencia cuando de graficar la situación de personas alojadas en
establecimientos carcelarios de distintos lugares del país se trata.
—Hay problemas aun más graves…
—La realidad se encarga de demostrar otras disfuncionalidades del sis-
tema. Por ejemplo, que no es infrecuente que en comisarías estén aloja-
Juan Carlos Bataller
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