la_cena_de_los_jueves2 - page 92

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JONES
gados y que arrojaban a los litigantes
a la calle si demandaban una resolu-
ción. Personas malas asociadas a las
aves negras y los más descalificados
procuradores. ¡Y a eso se le llamaba
justicia! ¡Justicia! En San Juan duran-
te mucho tiempo no se ha conocido. A
muchos de los jueces exonerados o de
esos ministros blancos como una pate-
na, los interesados les escribían las
sentencias con las que se enriquecían
y arruinaban a los que ignoraban este
secreto del procedimiento.
Guiñazú en su libro acusó a los
medios de prensa que chantajean a
los gobiernos para sacarle plata.
“Esta es la razón de que muchos inte-
resados en seguir en la escuela de la
inmoralidad endiosen la política de la
injusticia y hagan aparecer a elemen-
tos incapaces como instrumentos per-
fectos de moralidad e inteligencia.
¡Qué sarcasmo!”,
decía..
A
mable Jones acababa de llegar a
su domicilio particular. Se había
colocado su robe de chambre y
se disponía a cenar. De pronto sintió gol-
pear en la puerta de calle. Un minuto des-
pues la cocinera alemana entró en el
comedor.
-Doctor... lo buscan el ingeniero Zavalla y
el señor Colón Godoy...
-Hágalos pasar.
Eran las 22 y faltaban tres días para que
comenzara la primavera.
El que habló fue el ministro de Gobierno.
-Disculpe que lo interrumpamos pero es
urgente.
-¿Qué pasa?
-Sería conveniente que abandonara esta
casa.
Jones los miró fíjamente. ¡Se volvieron
locos...!, pensó para sí pero no dijo nada.
El que tomó la palabra fue el gerente del
Banco Provincia:
-Doctor, tengo informaciones muy con-
fiables de que intentarán nuevamente
asesinarlo.
-No van a parar hasta que lo consigan....
-Y esta vez van a atacar esta casa
durante la noche.
-Los estaremos esperando...
-No creo que eso sea lo más conveniente
doctor. Al parecer son muchos los que
tomarán parte del complot. No pode-
mos correr riesgo y tampoco tener en
forma permanente al 15 de Infantería
en la puerta.
-¿Sigue confiando en su informante,
Colón?
-Sí, doctor.
-Hay algo que me intriga. Igual que noso-
tros tenemos un informante infiltrado en
este grupo, ellos también deben tener
gente muy cerca nuestro...
-No tenga dudas doctor. Esta gente
tiene buena información sobre sus
pasos.
-Habría que descubrir quiénes pasan
información...
-Pueden ser muchos. Usted sabe que los
obreros y los empleados están enamo-
rados de Cantoni...
-Bueno señores... ¿qué piensan ustedes
que debo hacer?
-Doctor
-dijo Colón-
creo que hay un
lugar donde usted estará muy seguro.
-¿Me voy a vivir al Regimiento?
-No, tenemos un amigo común que con
gusto lo recibirá en su casa.
-¿De quién se trata?
-El director del diario Debates, don
Sergio Bates...
-No quisiera molestarlo.
-Yo sé que para él va a ser un gusto.
Además, con esa casa no se atreverán...
-Y bien... si no hay otra solución.
Versiones sobre un
plan para asesinarlo
Justo
Pastor
Zaballa
1921
Dr. A. Jones,
un hombre, un pensamiento
y un gobernante
Honorio Guiñazú
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