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Las sucursales de grandes empresas son asesoradas por abogados, es-
tudios contables, diseñadores y técnicos residentes en la sede central.
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A través de internet hoy se encargan a famosos locutores las voces
para publicidades. Los honorarios se pagan a través de una cuenta ban-
caria o de un pago rápido.
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Expertos en informática elaboran programas, lo instalan y hasta hacen
correcciones en sistemas de distintas empresas sin salir de sus oficinas.
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Los medios de difusión reciben a diario decenas de propuestas de em-
presas y periodistas particulares ofreciendo fotografías, dibujos, carica-
turas, artículos y hasta suplementos redactados y armados en página.
Podría seguir señalando aplicaciones ya en marcha con decenas de ejem-
plos más. Pero con esto alcanza para advertir que la tan mentada globa-
lización no sólo se refiere a las mercaderías.
Nuestros profesionales deberán ser cada día más competitivos a nivel
internacional si no quieren ser desplazados. Nuestras empresas tendrán
que ser también competitivas en precio y calidad. Y nuestros trabajado-
res deberán ser parte de este proceso transformándose en protagonistas
en lugar de simples aportantes de organizaciones que solo defienden
los feriados y la entrega de uniformes. Esto ya están en marcha en todo
el mundo y avanza a pasos acelerados. Imaginemos lo que ocurrirá den-
tro de dos décadas.
Pero la respuesta de mis interlocutores cuando hablo de estos temas, es
la misma, invariablemente:
-Dejá de pensar en cosas que nunca pasarán. El mundo está bien como
está.
EDUCANDO AL FUTURO
Hace poco comentaba con una docente a la que respeto por su trayecto-
ria, una entrevista que había leído a Alvin Toffler, autor de libros como
El shock del futuro
,
La tercera ola, El cambio de poder
y
La revolución
de la riqueza
y hombre de consulta de los distintos presidentes nortea-
mericanos.
Toffler sostiene que la humanidad encara su tercer capítulo.
El primero fue el pasaje de la civilización nómada a la agraria.
La segunda ola fue la Revolución Industrial y la sociedad de masas, la
burocracia y las corporaciones.
Y la tercera es la que se desarrolla ante nuestros ojos, con el nacimiento
Juan Carlos Bataller