San Juan
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Francia, a México y Chile, las que están a contramano son las nuestras.
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Nuestro sistema universitario maximiza la cantidad de estudiantes
pero minimiza la cantidad de graduados, particularmente en las carre-
ras científicas y tecnológicas ya que nuestra matricula sigue anclada en
el siglo XIX sin ingenieros, físicos, químicos, matemáticos, agrónomos,
es decir sin profesionales para el mundo moderno de la producción. Bra-
sil gradúa en el ciclo normal de las carreras al 63 por ciento de los in-
gresantes, nosotros apenas 26.
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Estas cifras asombran y nos deberían preocupar ya que indican que
estamos frente a un serio problema, por ejemplo en la Universidad Na-
cional de Salta se graduaron en el 2008 apenas 4,9 de cada 100 estudian-
tes que ingresaron cinco años antes, en Jujuy 5,6, en la Universidad
Nacional del Comahue 5,8 y en la de La Rioja 7,1, El valor más alto en
graduación entre las Universidades públicas le corresponde a Córdoba
con 40 graduados cada 100 ingresantes, como se ve debajo de los 63 del
Brasil. Esto significa que mientras en Brasil hay 6,3 estudiantes por
cada graduado en nuestras Universidades estatales hay nada menos
que 20 y en algunas como Salta 84, lo cual multiplica el costo que el país
afronta, recordemos que este costo es soportado mayormente por la ma-
yoría pobre que no asiste ni asistirá a la Universidad, por la simple razón
que no concluye la escuela secundaria”.
Hasta aquí el informe de Guadagni.
La lucha por los mercados profesionales ya ha comenzado.
Las corporaciones, en cada lugar, se defienden como pueden.
Por ejemplo, exigiendo la firma de un profesional local para cualquier
trámite.
Durante un tiempo esto puede ser efectivo.
Pero es de suponer que a la larga hay un hecho que tiene mucho peso
:
el satélite no reconoce límites, aduanas ni fronteras.
Igual que un televisor o un automóvil se puede decir argentino porque
solamente se arma acá aunque las partes vengan de otros países, las fir-
mas podrán ser locales pero los conocimientos vendrán de afuera.
Debemos insistir en la necesidad de que nuestras universidades en par-
ticular y nuestra educación en general busquen la excelencia y rompan
su aislamiento.