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se posibilita en favor de los ciudadanos, el derecho de agruparse o aso-
ciarse con fines de intervenir en los asuntos políticos, con lo cual es el
instrumento de participación política por excelencia, debido a que cum-
plen la función de mediación entre el pueblo y el gobierno.
—O sea que deberemos conformarnos con un nivel de dirigentes no
muy alto…
—Es esperable, comparando con los 20 ó 30 años anteriores, que los par-
tidos políticos mejoren la representación del ideario o pensamiento po-
lítico de sus partidarios. Esto se debe a un aprendizaje lógico de nuestra
evolución. Los partidos políticos están obligados desde ahora y hacia el
2035 a mejorar la representación como garantía del pluralismo político
y por ende democrático. Una de las modas más dañinas que se instaló
en la primera década del siglo XXI en el debate político es la de que
puede existir una democracia sin partidos, que estos pueden ser susti-
tuidos por grupos de la sociedad civil movidos por intereses específicos.
—¿Qué tipo de dirigente propiciará la sociedad? ¿Cuál debería ser
nuestra prédica hoy en ese sentido?
—Los dirigentes del 2035 serán testigos de una evolución muy acen-
tuada que se ya se viene produciendo y se profundizará en el mundo
de las diferentes organizaciones de la sociedad civil. Será fundamental
para el dirigente del 2035 que tenga “profesionalidad”, disponer de una
cultura “muy al día”, pendientes de todos los acontecimientos que le
rodeen. Las informaciones en las cuales se basará serán inmediatas. Ten-
drá que estudiar constantemente formas de actuación cada vez más so-
fisticadas para la satisfacción de sus dirigidos. Imagino al dirigente del
futuro desechando muchas de nuestras actuales ideas por no ser aptas
al nuevo mundo. Esta deberá ser la estrategia para no quedar desfasados
dentro del nuevo sistema. El dirigente del 2035 tendrá que ser consciente
que su trabajo forma parte de una realidad cada vez más compleja. De-
berá aprender diariamente a negociar más de lo que lo hicieron 30 años
atrás, con nuevos intereses. La humanidad en el futuro tendrá más li-
bertad personal, más autonomía y más independencia, por lo tanto el
trabajo del dirigente será más complicado y difícil, y con el riesgo de
que sus ideas envejezcan más rápidamente.
—¿Cambiarán también las ideas de los partidos?
—Aquí tenemos una de las grandes paradojas del siglo: El hombre cada
San Juan
2035