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—Dentro de 23 años muchas cosas cambiarán. Seguramente cambiará
la familia, las divisiones sociales (¿serán por conocimiento, fortuna,
cultura, intereses, miedos?). ¿Hacia qué tipo de sociedad vamos y cuál
es su propuesta para ir en otro sentido si lo considera necesario?
—La familia sanjuanina del 2035 será sin ninguna duda muy diferente
a lo que hoy concebimos con el concepto clásico de familia. Habrá una
existencia más simbólica que material. Esto significa que la nueva fami-
lia acentuará en sus funciones los procesos de individualización por un
lado y por el otro el sentido de pertenencia a ese grupo primario. Serán
dos miradas que habrá que hacer muchos esfuerzos para que sus miem-
bros puedan conciliarlos. Esto significa que los liderazgos de la nueva
familia no estarán dados por el padre o madre proveedor de recursos
materiales, sino por quienes acumulen mayor caudal simbólico, cono-
cimiento o espiritualidad.
—Al ritmo que vamos… ¿Cuáles serán los temas de debate sobre la
familia?
—El 2035 nos encontrará –muy probablemente—con la continuidad del
debate sobre el desencuentro del grupo familiar, puesto que en un con-
texto globalizado la diversidad de los sistemas familiares se hará cada
día más evidente y el ritmo de los cambios en las pautas de comporta-
miento familiar se magnificarán. No solo estaremos polemizando sobre
la constitución y reconocimiento social de la familia, sino de sus funcio-
nes sociales, de su cobertura jurídica y económica.
—Pero… ¿seguirá siendo importante la familia?
—Las encuestas de valores y actitudes de la población no hacen sino
confirmar una y otra vez que para la casi totalidad de los individuos la
familia tiene un significado relevante, sea como ámbito de referencia,
sea como proyecto vital. Probablemente desde aquí estará la resistencia
de la familia tradicional por un lado y la reivindicación del derecho a
formar familia de individuos sin pareja o con pareja homosexual, por el
otro. La inquietud sobre el futuro de la familia sanjuanina, no arranca
tanto de la incertidumbre sobre su vigencia como de la derivada de su
creciente pluralidad, porque, cada vez con mayor intensidad, en las so-
ciedades de la segunda modernidad la vida familiar adopta formas dis-
tintas, diversas y discontinuas de realización. El debate será delinear los
límites de la realidad familiar, no a definir su esencia. Esta nueva reali-
dad de la familia estará dada a partir de la autonomía del individuo al
San Juan
2035