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San Juan
2035
Las circulares llegaron a la ciudad de San Juan el 17 de junio, traídas
por el correo general
Ese mismo día llegó una nota del gobernador de Córdoba que no aca-
taba a la junta.
Ambas notas fueron tratadas con la mayor cautela por un grupo muy
reducido de personas. Recién el 7 de julio se reunió el Cabildo para tra-
tar la situación con la presencia de “los prelados, los funcionarios de los
cuerpos políticos y militares y la más sana y principal parte del vecin-
dario”.
El grito de Libertad tardó cuarenta días en escucharse en San
Juan…
De pronto todo cambió.
El satélite se transformó en amo y señor del universo.
Y ese avance técnico tuvo un efecto transformador impensado por an-
teriores generaciones. Porque el mundo pasó a ser uno solo.
Ya no importaba dónde se producía el acontecimiento. Ya no interesaba
si un espectáculo deportivo tenía como sede la playa de estacionamiento
de un hotel en lugar de un gran estadio. La platea estaba integrada por
millones de personas que podían ver en directo cada acción, cada gesto.
Y aparecieron entonces los personajes internacionales.
Sabíamos todo sobre el cáncer de Michael Douglas, las peleas entre An-
gelina Jolie y Brad Pitt o los goles de Messi en el Barcelona.
Nos conmocionábamos por los mineros atrapados en una mina chilena,
por la mujer baleada por un delincuente en una salidera bancaria en
Buenos Aires.
Y tal vez –o seguramente-, no sabíamos ni nos interesaba saber quién es
el arquero de Del Bono, por dónde pasa la ruta 150, en qué departa-
mento está el dique Caracoles o quién es el ministro de Hacienda.
Chavez, Berlusconi u Obama eran personajes más cercanos a nosotros
que el gobernador de Mendoza o el de La Rioja, a quienes ni les conocí-
amos la cara.
Los monstruos que exhibe Tinelli en su programa –tipo Fort o la Mole-
eran más referentes para aburridas amas de casa que Jorge Leónidas Es-
cudero, Mario Perez, Eduardo Peñafort o Gustavo Plis Steremberg.
Estamos en la era de las comunicaciones.
O en la hora de las ingenuidades.
Las mismas personas que ven mientras cenan con sus hijos a la sexóloga
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