Nombre
propio
El nombre con el que fue-
ron conocidos proviene de
su propia lengua; era el nom-
bre que ellos se daban a sí
mismos.
Si bien no se conoce la significación
de la palabra “huarpe”, una hipótesis
afirma que la raíz “pe”, que quizás signifi-
caba “pariente”, unida al nombre del dios
principal, Hunuc Huar, indicaría que la
combinación de Huar y Pe significaría
“los parientes de Huar”.
Viernes 6 de junio de 2014
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La base de la organización social huarpe
era la familia, consolidada mediante el ma-
trimonio. Para casarse, el huarpe com-
praba la mujer a una familia de otro grupo
y pagaba con bienes o servicios.
Estaba permitido tener más de una mujer.
Cuando moría el esposo, el hermano
debía tomar como mujer a la viuda y ha-
cerse cargo de su familia. Esta costumbre
se conoce con el nombre de “levirato”.
La familia, base
de la sociedad
Las viviendas
Las viviendas consistían en habita-
ciones construidas con ramas, cañas
de carrizo y paja, posiblemente ata-
dos en haces formando esteras. Qui-
zás estuvieran cubiertas de barro
para impermeabilizarlas. Cada vi-
vienda albergaba a una familia, de
entre cuatro y seis miembros.
Los caseríos
huarpes
Dentro de cada territorio los huarpes
se agrupaban en pequeños caseríos
de unas cinco o siete viviendas. Los
caseríos, en los que vivían hasta 30
personas, estaban separados unos de
otros por más de 20 kilómetros.
Utensilios
Los enseres domésticos de uso cotidiano
eran recipientes de mate y de cestería,
mantos de piel de animal, adornos de plu-
mas, punzones y algún tipo de pincel. No
hay referencia a fabricación de cerámica,
pero es muy posible que la tuvieran.
Los huarpes de San Juan tenían
natural disposición a la caza. Utili-
zaban el arco y la flecha para
cazar principalmente guanacos y
ñandúes; también liebres, perdi-
ces y otros animales pequeños.
Eran sumamente diestros en el
rastreo de animales.
●
Cansaban las presas
Los huarpes atrapaban a sus pre-
sas por cansancio: seguían a
medio trote al animal, sin perderlo
de vista y sin dejar que se detu-
viera a beber o comer. Al cabo de
uno o dos días, el exhausto ani-
mal permitía al cazador que se
aproximara.
●
Engañaban a los patos
En las lagunas de Guanacache
también pescaban, cazaban patos
y atrapaban aves acuáticas. Para
hacerlo usaban un ardid: disemi-
naban calabazas en el agua para
que los animales perdieran la des-
confianza y se asentaran en ellas.
Entraban luego al agua con una
calabaza sobre la cabeza y espe-
raban a que algún ave se asen-
tara. Cuando lo hacía, la
atrapaban por las patas y la hun-
dían rápidamente.
Buenos
cazadores
Para casarse,
el huarpe compraba
la mujer a la familia de
otro grupo y pagaba
con bienes y
servicios.