El Nuevo Diario - page 3

Viernes 6 de junio de 2014
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Los primeros en
habitar nuestro suelo
Cazadores
que llegaron
del norte
L
os restos de cultura humana más anti-
guos localizados en lo que hoy es San
Juan corresponden al año 8.500 a.C. Se tra-
taba de grupos de cazadores-recolectores
que llegaron a nuestras tierras desde el
norte, huyendo de la desertización. En esa
época, las temperaturas en la tierra habían
aumentado y muchos lagos se secaron por la
escasez de aguas de deshielo. Esta situación
provocó la migración de grupos que busca-
ban alimento. En la precordillera y cordillera
sanjuanina encontraron lo que buscaban.
A
lrededor del año 6000 a.C. un grupo humano se
instaló en la Cordillera de Ansilta, al suroeste de lo
que hoy es Calingasta.
La zona es la de Los Morrillos y por esa razón esta cul-
tura prehistórica fue bautizada por los arqueólogos con
ese nombre. La cultura Los Morrillos se desarrolló en
esta zona hasta el año 2000 a.C.
Cazaban guanacos y esta actividad motivaba que el
grupo cambiara estacionalmente el lugar de campa-
mento, ya que se trasladaban detrás de las manadas.
Los investigadores han encontrado puntas de proyectil,
raspadores, cuchillos y perforadores de piedra, y lanza-
deras o estólicas con las que lanzaban dardos con
punta de piedra afilada.
Se alimentaban también de frutos de algarrobo y
chañar, semillas, raíces de cactus y huevos de ñandú.
Hacían sus vestidos con pieles unidas con fibras vege-
tales o animales.
Confeccionaron redes y cestos de fibra vegetal para
transportar pertenencias o ajuares fúnebres.
Cultura Fortuna,
los más antiguos
L
os cazadores de la Cultura Fortuna consti-
tuyen la población humana más antigua lo-
calizada en lo que hoy es San Juan. Sus
restos fueron hallados en las zonas de La For-
tuna y Los Morillos, en la Cordillera de Ansilta,
Calingasta. También se los ubicó en las actua-
les localidades de Bauchaceta, San Guillermo,
Gualcamayo, Talacasto, Ullum, Cerro de Valdi-
via y La Huerta, entre otras.
Eran cazadores, aunque vivían también de la
recolección de frutos de algarrobo, semillas y
raíces de cactus, así como de huevos de
ñandú.
Cazaban guanacos y avestruces. Fabrica-
ban para ello puntas de lanzas con las que
embestían su presa y puntas de dardos, que
arrojaban mediante una lanzadera o estólica.
No vivían en un lugar fijo; se trasladaban es-
tacionalmente, de acuerdo con los movimien-
tos de sus presas de caza, por los valles
cordilleranos y las márgenes de grandes lagos
que ocupaban por entonces algunos de los va-
lles precordilleranos. Alrededor del año 6.200
a.C. cambiaron las condiciones climáticas,
los grandes lagos precordilleranos
comenzaron a evaporarse y estos grupos
humanos debieron buscar otro lugar
donde instalarse.
Los Morrillos, tras las
huellas de los guanacos
Ocho mil años
antes que llegara
Juan Jufré ya
habitaban este
suelo grupos
humanos.
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