GOBERNADORES DEL SIGLO XIX EN SAN JUAN
Los próceres en carne viva
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Y así, sin un sí, sin un no, el silencio matrimonial imperó durante 30
años.
En 1883 Salvador María del Carril fallece, y ella decide mandar a cons-
truir el majestuoso mausoleo, donde residen los restos.
En los años que le quedaron de vida, doña Tiburcia se dedicó a hacer lo
que sabía hacer bien:
gastar.
Así fue que mandó a construir un palacio en Lobos (provincia de Bue-
nos Aires), y no reparó en gastos, Contaba con tres plantas, muchas ha-
bitaciones para huéspedes y además, se dio el lujo de contratar al
paisajista Carlos Thays para diseñar el parque.
De espaldas, para siempre. El mausoleo de Salvador M. del Carril,
representa la histórica pelea con su mujer,Tiburcia Domínguez
Del Carril, cansado de los gastos de Tiburcia, publicó
en los diarios que no respondería por esas deudas.
Fue el comienzo de una guerra conyugal.