Juan Carlos Bataller
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salvo:
huyeron a Mendoza. Los primeros en hacerlo fueron los ex adic-
tos a Yanzón.
El ministro Ortega, que estaba a cargo del gobierno, cuando se enteró
del desastre el 8 de enero a primera hora de la mañana y sin tener noti-
cias del paradero de Yanzón, llamó al juez de Alzadas, don Timoteo Ma-
radona.
—Hágase cargo del gobierno porque yo me voy..
Y desapareció de la ciudad.
Maradona hizo lo único que podía hacer: convocó a la ciudadanía a
una reunión urgente en la Sala de Representantes.
—Los he convocado para que deliberemos sobre este grave problema
en el que estamos metidos.
Gran revuelo.
En la reunión estaban todos. Los pocos que habían quedado del bando
yanzonista, los federales, los religiosos y hasta algunos ciudadanos sus-
ceptibles de ser considerados independientes.
—¿Qué hacemos si nos invaden los riojanos?- ,
fue la pregunta gene-
ralizada.
—Lo primero
—dijo Maradona—
es solucionar el problema institu-
cional. Tenemos que elegir un gobernador.
Comenzaron a debatir.
De pronto apareció un nombre: don José Luciano Fernández.
El mayor mérito del hombre era que tenía buenas relaciones con gente
de La Rioja.
En forma unánime lo eligieron gobernador interino.
A las 11 de la mañana, estaba jurando el cargo.
En una sola mañana, San Juan había tenido tres gobernadores y uno de
ellos, Maradona, no cumplió ningún acto de gobierno,
salvo convocar
a la reunión.
Llegan los riojanos
Sólo restaba esperar.
Y pronto los riojanos estuvieron a la puerta de la ciudad.
Nadie opuso resistencia.
Entraron con sus caballos al galope, levantando polvareda y disparando
sus armas.