Juan Carlos Bataller
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bios del cabo de policía Francisco Borja Vasconcelos una orden que no
terminaba de comprender:
—Está usted detenido. Debe acompañarnos.
El joven gobernador intentó hacerles entender a sus visitantes la grave-
dad del hecho que estaban produciendo. Vasconcelos lo interrumpió
bruscamente y a los empujones lo sacó a la calle, llevándolo detenido al
cuartel.
Un inusual “ejército”
La ciudad ya estaba en manos de cabos, sargentos y presos.
Con este inusual “ejército” Paredes y su extraña corte sentó las bases de
su proclama:
“Los señores comandantes de la tropa defensora de la religión que abajo
suscriben, tienen el honor de hacer saber a toda la tierra el modo como
cumplen los mandatos de la Ley de Dios”, comienza diciendo.
El documento solicitaba en sus seis artículos:
1º) Que la Carta de Mayo sea quemada en acto público, por medio del
verdugo “porque fue introducida entre nosotros por la mano del diablo
para corrompernos y hacernos olvidar nuestra religión Católica Apos-
tólica Romana”.
2º) Que la Junta de Representantes sea deshecha y en su lugar se ponga
el Cabildo, tal como estaba antes, y toda la administración de justicia.
3º) Cerrar el teatro y el café por estar profanados porque allí concurrían
los libertinos para hablar contra la religión.
4º) Que los frailes se vistan de frailes.
5º) Sancionar en toda la provincia la Católica Apostólica Romana como
la religión de San Juan.
6º) Imponer una contribución para el pago de la tropa.
Una bandera blanca con una cruz negra y la leyenda
“Religión o
muerte”,
servía de emblema.