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JUAN CARLOS BATALLER - EDGARDO MENDOZA
LOS AÑOS 60
LLEGA LA TELEVISION
I
ndudablemente la televisión ha sido uno de
los grandes aportes del siglo XX, fundamen-
talmente por las enormes transformaciones
que provocó en el complejo ámbito de las
relaciones humanas.
Las primeras transmisiones se hicieron en
Buenos Aires en 1951. Trece años después, en
1964, llegó a San Juan. Lo hizo de la mano de un
empresario local, don Jorge Estornell, cuya fami-
lia estaba ligada tradicionalmente a la actividad
teatral y exhibición cinematográfica.
Un detalle para tener en cuenta: la televisión
llegó a San Juan varias décadas después de su
puesta en marcha en los Estados Unidos y 13
años más tarde que en Buenos Aires. Algo
impensable hoy en día cuando en un mundo glo-
balizado todo nuevo producto llega al mismo
tiempo hasta en los rincones más apartados del
planeta.
La primera programación estuvo integrada por
series de EE.UU. e Inglaterra y algunos progra-
mas nacionales. Se carecía de recursos humanos
para hacer transmisiones en vivo o asegurar
algún tipo de producción local. Pero muy pronto
se inició el dictado de diferentes cursos de for-
mación de personal. El día domingo era el que
concentraba lo que se consideraban las mejores
series. La programación del 3 de mayo fue:
19.00 - García, los de la guía,
con Juan Carlos Altavista
19.30 - Idolos de la Juventud
20.30 - El hombre invisible
21.00 - Felipe, con Luis Sandrini
21.30 - Copetín de Tangos
22.00 - Ventana a la vida
22.30 - Un paso al más allá
La televisión trajo cambios profundos. Estos
no fueron inmediatos, se fueron imponiendo con
los meses o con los años. Entre otras cosas, por
el precio de los televisores. Los pesados equipos
en blanco y negro se vendían en cuotas que ron-
daban los $1900 por mes, cuando un sueldo pro-
medio en la administración pública era de $6000
y en el sector privado de $7000. Al principio eran
pocos los que podían darse el lujo y quienes lo
hacían, veían sus casas invadidas por vecinos,
parientes y amigos que venían a ver la televisión.
En muchos aspectos, la televisión representa-
ba un paso al progreso. Y así lo entendieron los
restantes medios, como lo que reflejó "La moris-
queta" del diario Tribuna:
Nos ha llegado la televisión!
Lo que muchos creyeron fantasía
Que nunca llegaría
Ha tenido brillante concreción
Un paso más al frente de esta lucha
Que sostiene San Juan la postergada
En que la ruta andada es casi nada
Y la que falta recorrer es mucha.
Y si alguno te viene con el dato
De que es éste un vestido que a San Juan
Le queda, por muy grande, deslucido
Deberás responderle de inmediato:
Si todos trabajamos con afán
Habremos de llenar ese vestido.
Lamentablemente, la falta de competencia
hizo que se descuidara la programación local y
que recién en los años ’90, el sistema de micro-
ondas llevara la señal a toda la provincia. Treinta
y cinco años después de su llegada, aun segui-
mos teniendo un solo canal local por aire y nos
hemos transformado en receptores de la produc-
ción foránea al no producirse programas de nivel
ni llegar al satélite para transmitir nuestra cultura
a otros ámbitos.
Jorge Enrique Estornell, muy joven aun, debió asumir el control de las empresas familiares. En esta foto aparece en el
extremo derecho, observando sonriente a su hermano Juan José, junto a un grande de la escena nacional: Luis Sandrini,
de visita en San Juan.
1964. Para la inauguración de Canal 8 se contó con la presencia de notables figuras del espectáculo, como Hugo Moser, autor
de exitosos teleteatros y series televisivas, María Aurelia Bisutti, Beatriz Bonet y el cantante de tangos Jorge Sobral, quienes
aparecen junto a Jorge Enrique Estornell.