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EL SIGLO XX EN SAN JUAN
LOS AÑOS 70
RECUERDOS
A
principios del año 1975 debería haberme
encontrado en Córdoba para cursar el 5º año
de la Licenciatura en Historia en la
Universidad de la ciudad mediterránea.
Pero he ahí que las autoridades cerraron la facul-
tad de Filosofía de donde dependía la carrera. Los
enfrentamientos políticos eran cada vez más violentos
y la Triple A, la organización terrorista apoyada por
algunos sectores del gobierno, comenzó a causar
estragos.
Más sabio era quedarse en San Juan. El ambien-
te era más calmo y tranquilo. El gobierno del profesor
Eloy Camus había sabido limitar los desbordes.
Pude obtener un puesto como bibliotecario en la
Biblioteca Franklin y así creía poder esperar que las
cosas volvieran a su cauce normal. Ocurrió todo lo
contrario, el golpe de Estado de 1976 acentuó los
problemas.
Sin embargo, muchos creyeron al principio que la
intervención militar era saludable. Pensaban que se
podía imponer un cierto orden que era necesario.
Si bien en la provincia no existieron, en forma
estructurada, las organizaciones guerrilleras que en
otros lugares del país sembraron muerte y terror, los
operativos del Ejército se multiplicaron.
Luego de los primeros meses del golpe eran
comunes durante la noche las patrullas militares que
cortaban el tránsito y exigían documentos a los tran-
seúntes.
Se realizaban numerosas requisas a domicilios
particulares y a veces a manzanas y barrios enteros.
En estos casos el objetivo más preciado para las fuer-
zas de seguridad era encontrar libros catalogados
como subversivos. Las listas eran extensas y las con-
fusiones muy frecuentes, por lo que se corría peligro
al poseer libros como "El rojo y el negro" de Sthendal
o de autores rusos como Dostoievski, o qué decir de
un libro de Química que tratase sobre la cuba elec-
trolítica.
El resultado era que nadie en sus cabales, ya que
el miedo no es zonzo, quería estar en posesión de
muchos libros y era común esconder en lugares muy
recónditos o directamente destruir los propios.
La vida universitaria, la verdadera, se vio profun-
damente afectada. La mayoría de mis profesores en
Córdoba fueron expulsados pero no por eso se que-
daron sin trabajo. Lo consiguieron en México, Canadá
o EE.UU.
¿Qué Historia se podía estudiar en este contexto?
Una disciplina que sólo encuentra su desarrollo en la
posibilidad de acceder a vastas y variadas corrientes
bibliográficas, por lo general entonces prohibidas y
censuradas.
La única posibilidad, partir al extranjero. Y si lo
hacía, elegir lo mejor que había desde la perspectiva
académica que me interesaba: Francia.
Esa fue mi decisión. Los esfuerzos fueron enor-
mes. Del resultado no puedo arrepentirme, todo lo
contrario.
Edgardo Mendoza
EL TERREMOTO
DE CAUCETE
E
l 23 de noviembre de 1977, a las 6.25, otra vez San Juan se sacudió por
las fuerzas telúricas. Un terremoto de grado 9 en la escala Mercalli o 7,4
grados en la escala Richter, tuvo como epicentro la sierra de Pie de Palo
y afectó los departamentos de Caucete, 25 de Mayo, 9 de Julio, San
Martín y Angaco.
En todo el país se sintió el sismo, de larga duración, que causó 65 muertos y más
de 300 heridos, destruyendo muchos edificios -casi todos construidos sin respe-
tar las normas antisísmicas-, en la ciudad de Caucete y afectando el aparato pro-
ductivo en toda la zona Este.
A diferencia con el terremoto de 1944, esta vez la ayuda nacional fue de menor
magnitud, fundamentalmente porque las autoridades militares de entonces sos-
tuvieron que “Caucete resurgirá por sus propias fuerzas”.
Fue esta la segunda prueba de fuego –la primera fue en 1952 con un movimien-
to de grado 7 que no produjo grandes daños- a que fue sometida la nueva ciu-
dad de San Juan. La edificación sismo resistente salió airosa de la prueba no
sufriendo daños a pesar de la violencia del fenómeno.
La edificación que
sufrió daños en
Caucete, como
muestra la foto, era
precaria
Una impresionante
grieta abierta en el
camino que une
San Juan y Caucete