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L
a Adela era famosa en la Villa Italia. Todos los niños la querían
mucho y aunque no tenía hijos, a su casa caían visitas de todos
lados buscando un plato de comida, plata o amor. Sus carneos
duraban 3 o 4 días. Se juntaba mucha gente. Había taba, truco, siete y
medio y lotería. Los hombres despostaban y revolvían la sangre y las
mujeres preparaban la pasta para llenar morcillas y chorizos. Hacían
bondiola que guardaban en tachos con grasa y salamines con una fór-
mula especial y secreta que sólo conocía la Adela. De todos los chicos
que le decían abuela, ella tenía una debilidad: Lucía, su niña.
Los gritos del chancho levantaban los techos. Los hombres lo tirone-
aban de las orejas, del hocico, de una cuerda atada al cuello para subirlo
Carneo