Juan Carlos Bataller
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otros, el coronel correntino
Juan José Virasoro
. La Comisión se propo-
nía buscar una salida al problema político de San Juan,
elevado a la ca-
tegoría de caso institucional.
El problema sanjuanino enlazaba con la situación nacional donde la dis-
puta por la presidencia estaba centrada entre el cordobés Santiago Der-
qui y el sanjuanino —y vicepresidente— Salvador María del Carril.
Precisamente, con el asesinato de Benavides pierde Del Carril sus posi-
bilidades pues su actuación fue dilatoria, lo que decidió al presidente
Urquiza a apoyar a su ministro.
Un gobernador correntino
Sesenta días actuó la Comisión Representativa Nacional. Conformó un
Consejo o Senado consultivo de 25 miembros, destituyó al gobernador
Manuel José Gómez y convocó a elecciones para elegir un nuevo gober-
nador.
Aunque era forastero, el elegido fue el correntino Virasoro, que asumió
su cargo el 25 de enero de 1859, primero como gobernador interino para
completar el mandato de Gómez.
Apoyado inicialmente por diversos sectores, Virasoro pronto demostró
que no era un político ni un hombre de Estado. Mitre dijo de él que
“era
un hombre con instintos de tigre, que no podía mandar pueblos sin
cometer violencias y provocar resistencias”.
Pronto los sanjuaninos lo fueron dejando solo, rodeado por colabora-
dores que trajo de Corrientes. Aunque tuvo iniciativas progresistas,
como el empedrado de las calles de la ciudad y la iluminación con lám-
paras de aceite, cometió un “pecado” que siempre trajo dolores de ca-
beza a los gobernantes sanjuaninos:
quiso cobrar los impuestos.
El malestar de la población y la prédica de Antonino Aberastain deste-
rrado en Mendoza, sumado a las actitudes dictatoriales de Virasoro ya
transformado en el
“tirano correntino”
para la opinión pública, fueron
creando las condiciones para los sucesos que se produjeron el 16 de no-
viembre de 1860.
Quién era Virasoro
El principal protagonista de esta historia, José Antonio Virasoro, tenía