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JUAN CARLOS BATALLER - EDGARDO MENDOZA
LOS AÑOS 10 - VIDA INSTITUCIONAL
VOTO MASCULINO OBLIGATORIO
L
as elecciones que se realizaron en enero
de 1911 no fueron diferentes de otras
que ya se habían concretado en la pro-
vincia. Existió como única fórmula, la
compuesta por Victorino Ortega como
gobernador y Nilamón Balaguer como vice. Sólo
pudieron votar los inscriptos en el Registro Cívico
Provincial, es decir una ínfima cantidad de ciuda-
danos varones.
El mismo reducido número de familias siguió
gobernando la provincia. Sin embargo, en 1912
se produjo una novedad importantísima. Ese año
entró en vigencia la Ley Nacional de Reforma
Electoral más conocida como Ley Roque Sáenz
Peña. Fundamentalmente estableció el voto
secreto y obligatorio para todos los varones
mayores de edad.
La provincia debió adaptarse a este cambio y
confeccionar un nuevo empadronamiento. Ahora
debían votar todos y se decidió utilizar el padrón
militar como base del registro electoral. Digitar el
padrón como hacían anteriormente las autorida-
des se volvió imposible. Se utilizaron otros méto-
dos de control pero éstos fueron de más en más
groseros y el gobierno local quedó cada vez más
expuesto a las acusaciones de fraude.
Los dirigentes del partido Radical y del
Socialista estuvieron esperanzados en contar con
el apoyo de los nuevos electores, es decir los
pobres que antes no tenían el derecho de votar.
Los resultados de prácticamente todas las elec-
ciones de la década les fueron adversos.
Los radicales sanjuaninos estaban presentes
desde años atrás en la provincia pero como en el
resto del país predominó en ellos la idea de abs-
tención en elecciones que consideraron fraudu-
lentas. La nueva ley electoral modificó sus puntos
de vista, que en algunos casos fueron divergen-
tes, lo que llevó a que, muy pronto, se constitu-
yeran facciones prácticamente irreconciliables
entre sí.
Se perfilaron tres grupos: 1) los principistas o
matuchos, por ser los de más vieja trayectoria; no
tenían fuerza electoral propia y siempre habían
predicado la abstención, sus figuras más nota-
bles fueron Aquiles Castro, Zorobabel Sánchez,
Carlos Quinteros, Segundo Elizondo, Waldo
Quiroga, Máximo De Oro, Manuel José Piñeiro,
etc.; 2) los orejudos o nacionalistas, algunos de
los cuales provenían del Partido Popular que
apoyó la revolución y gobierno del coronel Carlos
Sarmiento; sus dirigentes más destacados fueron
Napoleón Rosselot, Alberto Vita, Ventura
Lloveras, Marcial Quiroga, Ramón Barrera, etc.;
3) un grupo de jóvenes, por lo general inmigran-
tes o hijos de inmigrantes nucleados en torno a la
figura del flamante médico Federico Cantoni;
estaban imbuidos de ideas de progreso social y
deseo de luchar contra las injusticias.
En este período los gobernantes empezaron a
enfrentar un problema que no lograron o no qui-
sieron resolver. Fue el presupuestario. El dinero
con el que contaban para la obra de gobierno era
muy reducido. Esto se debía fundamentalmente
al pésimo sistema impositivo y al rechazo de
quienes podían o debían pagar los impuestos. A
este respecto, los mensajes del gobernador
Victorino Ortega ante la Legislatura fueron signifi-
cativos: expresaba que el funcionamiento de la
Justicia era inadecuado por falta de espacio y
empleados, igual ocurría con la cárcel. La policía,
en cambio, había sido eficaz no obstante la dis-
minución de su personal por economías. En el
magisterio la situación era casi normal. A los
maestros se les debían pocos meses. Además
las finanzas provinciales se veían resentidas por-
que había que pagar año tras año los intereses y
amortización del empréstito que contrajo el
gobierno del coronel Carlos Sarmiento. La situa-
ción económica era buena pero la financiera era
mala, prácticamente nadie pagaba impuestos.
Los gobiernos de la década fueron eficaces
en el mantenimiento y crecimiento de la estructu-
ra de riego. Eran continuas las obras en las ribe-
ras del río San Juan, la construcción de canales y
la limpieza de los mismos.
En los comicios de enero de 1914 fue elegida
la fórmula gobernador Angel D. Rojas, vice César
Aguilar, férreos opositores al partido Radical que
en el resto de las provincias venía ganando
numerosas elecciones. Precisamente en 1916 fue
electo presidente del país el radical Hipólito
Yrigoyen y las fuerzas políticas que venían gober-
nando la provincia de San Juan desde hacía
muchos años, perdieron el respaldo nacional, con
el cual hasta entonces habían contado.
Enero de 1917, otra vez elecciones. A pesar
de la presencia de tropas enviadas por el presi-
dente Yrigoyen para transparentar el comicio
triunfó la fórmula Amador Izasa gobernador –
Duilio Graffigna vice, adversos al partido Radical.
Los radicales quedaron tan afectados que ni
siquiera se presentaron cuando hubo que elegir
senadores y diputados a la Legislatura provincial.
El gobierno de Izasa guardó la misma tónica
que los anteriores, situación financiera angustio-
sa, preocupación por la irrigación, recaudación
impositiva muy reducida.
Los radicales decidieron emplear otros méto-
dos. En octubre de 1918 se envió una delegación
del partido a Buenos Aires para impulsar la inter-
vención federal de la provincia a fin de asegurar
la legalidad electoral. Parece ser que los argu-
mentos y gestiones tuvieron efecto pues el 17 de
octubre de 1919 el Poder Ejecutivo Nacional
decretó la intervención de la provincia, porque en
ella “impera un régimen de absoluto desconoci-
miento de los principios fundamentales del
gobierno republicano”. Fue nombrado interventor
el Dr. Manuel Escobar.
A finales de la década las diferencias entre
los grupos radicales se acentuaron. En parte por
sostener candidatos diferentes y sobre todo por
el deseo de los más jóvenes de ser consecuentes
con ideas y principios que buscaban aplicar en
forma inmediata.
Victorino Ortega
César Aguilar
Angel D. Rojas