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EL SIGLO XX EN SAN JUAN
LFAMILIA LA PRIMERA DECADA
LA FAMILIA PATRIARCAL
n estos primeros años del siglo XX,
San Juan tenía una estructura
familiar de tipo tradicional. El jefe
indiscutido del hogar era el padre,
aunque la mujer ocupaba un sitio
preferencial como: "reina de la
casa". Los hijos guardaban
no podían fumar delante de sus padres, algunos
nunca lo hicieron aún siendo hombres mayores, ni
podían conversar en voz alta u opinar sin ser ser
consultados.
Sin embargo, la mayoría de los jóvenes trabajaba
desde chicos ayudando a sus padres.
En genera las familias eran muy religiosas y el luto
ante la desaparición de un familiar, exagerado.
Los hombres se colocaban una ancha cinta negra
en manga y las mujeres vestían de negro por
meses y hasta años. En las viviendas se colocaba
un crespón negro ante una desaparición. En
velorios era común la "claque" de "lloronas", que
rezaban y lloraban, por una paga, con lo que se
demostraba el dolor por la muerte de un ser
querido.
El pueblo sanjuanino fue siempre muy acogedor.
La solidaridad era expresión corriente hacia el
inmigrante que llegaba, aunque la alta sociedad
era bastante infranqueable. Se accedía a ella por
medio de casamiento con alguna de las niñas de
alcurnia.
Precisamente, el gran impacto que estaba
sufriendo la sociedad sanjuanina no tenia que ver
con la estructura familiar en sí, sino con la llegada
de miles de inmigrantes. En 1909, había en la
provincia un total de 115.570 habitantes, de los
cuales 107.621 eran argentinos y 7.949
extranjeros.
Los españoles eran en total 3.972, de los cuales
2.193 hombres y 1.779 mujeres. Los italianos
eran en total 1.145, de ellos 729 hombres y 416
mujeres. En estos casos es esencialmente el
hombre solo el que emigró. Luego que comienza
a forjarse una posición, terminaba por constituir
familia en el nuevo terruño. Si era casado y con
hijos primero emigraba el hombre, al cabo de
varios años de trabajo traía a la familia. De allí
entonces una mayor cantidad de hombres que de
mujeres en estos grupos.
El segundo grupo en importancia eran los
chilenos, con un total de 1.513, de los que 412
eran hombres y 1.101 mujeres. En este caso, la
situación era inversa porque el hombre chileno
trabajaba sobre todo como minero y estaba
instalado en Calingasta e Iglesia. La mujer chilena
trabajaba en el servicio doméstico y se instalaba
en casas de familia esencialmente en la ciudad
Capital.
En cuarto lugar vienen los turcos, que en total
eran 291, 185 hombres y 106 mujeres. En
realidad eran árabes, sólo tenían pasaporte turco.
En aquella época el imperio Otomano o Turquía
dominaba el conjunto de los países árabes, que
eran sus colonias. Sí algún natural de una región
árabe quería emigrar debía solicitar un pasaporte
a as autoridades turcas, de allí que llegaban con
un documento que en realidad no representaba su
nacionalidad. Los que llegaron a San Juan con
pasaporte turco eran sobre todo libaneses, sirios,
jordanos, etc. países que adquirieron su
independencia décadas después.
Los franceses eran 260, 156 hombres y 104
mujeres. También había 51 alemanes, 37 suizos,
33 uruguayos, 31 rusos, 22 austríacos, etc.
Los rusos eran judíos que venían huyendo de las
persecuciones de los zares, y dentro de los
austríacos debe incluirse algunos polacos, por lo
general también judíos, que hasta entonces
habían vivido en tierras ocupadas por el imperio
austrohúngaro.
El ex gobernador
En esta foto, tomda en 1910,
aparece una tradicional
familia sanjuanina. La
integrada por don Pedro
Valenzuela, que en 1942
fuera electo gobernador de
San Juan, su esposa, DIña
Quiroga y su hija, Juanita
Valenzuela Quiroga.
E
SANJUANINOS
POR EL MUNDO
Cuenta Horacio Videla que a partir de la
llegada del ferrocarril, en 1890, los sanjuaninos
ya no se conformaron con viajar sólo a BUenos
Aires sino que los más opulentos se sienten
atraídos por la deslumbrante Europa,
particularmente por París o Londres.
Don Guillermo Yanzi de Oro y su esposa,
doña Rogelia Furque, se embarcaron un par de
veces llevando a sus hijos, nodrizas y hasta
una vaca lechera para que los niños tuvieron
leche.
DIego Albarracín y uno de los hermanos
regresaron decepcionados de París porque en
los mejores cabaret no habían podido econtrar
espectáculos como los que ofrecía la Casa
Amarrilla en San Juan.
Don Ramón Barrera trajo de París, una
bellísima estatua de mármol, venerada como
un tesoro sobre pedestal en su casa de la calle
MItre.
Hoy está ubicada a la entrada del CLub Sirio
LIbanes.
La versión del americano opulento también
fue brindada por los sanjuaninos del 900.