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JONES
Hombre de instrucción media, trabajaba de
comisionista.
Entre las versiones que luego circularían en
la provincia —hubo innumerables después de
los hechos del 20 de noviembre— se dijo
que Clavel en un tiempo se hizo llamar Oliva
y cometió delitos por lo que debió hacerse
una cirugía estética y cambiar el apellido.
Nada de esto era cierto. Oliva era el apellido
de la madre y en su prontuario policial —
identificado con el número 25594, no figura-
ba por aquellos años ningún antecedente.
Es más, Clavel había sido comisario político
años atrás y, según se comentaba, tenía con-
tactos con el gobierno nacional. Hasta se
—Está bien.
—¿Alguien más va a participar?—, preguntó
Clavel.
—Ya vamos a hablar de eso...—
, dijo Porto,
B
elisario Clavel era secretario del
Club Baluarte. Hijo de Martín
Clavel y Jova Oliva, había nacido el
3 de diciembre de 1886.
Era un hombre delgado, más bien bajo —
medía 1,66—, de ojos marrones, frente alta y
cutis blanco, muy pálido, donde sobresalía un
pequeño bigote y su pelo castaño.
Clavel era de los pocos casados en el grupo y
tenía tres hijos, con los que vivía en la calle
San Luis 918.
decía que más de una vez conversó directa-
mente con el ministro del Interior Ramón
Gómez.
A
continuación Porto comenzó a expli-
car cuál era el plan que se ponía en
marcha.
—Ustedes van a encargarse de buscar a los
hombres que les haga falta y no pueden hablar
de esto con nadie que no pertenezca al grupo.
—¿Quién nos va a proporcionar las armas?
—De eso me encargaré yo. Les pido que bus-
quen gente absolutamente leal y dispuesta a
jugarse. Demás está decirles que debe ser
gente con experiencia en el manejo de armas
pues pueden presentarse problemas si el
gobernador viaja con custodia.
—Nunca lo ha hecho...
—Ustedes saben que hemos tenido un infor-
mante en el grupo. Ese hombre está ya neutra-
lizado. Pero cuidense, que puede haber otros.
En estas cosas el silencio es la mayor virtud.
Que no se les vaya a ir la lengua con una copa
de más. Yo les sugiero que convoquen a la
gente que les ayudará pero no les digan qué
va a pasar...
—Dígame ingeniero... ¿Qué hacemos des-
pués...?
La pregunta la había formulado Belisario
Clavel.
—Llegado el momento, eso se los explicará
Emilio Sancassani quien va a ser el jefe de
este grupo...
E
l Teatro Estornell, ubicado en la esquina de Rivadavia y
Sarmiento había suspendido esa noche del viernes 18 su
función de cine pues la sala había sido solicitada para un
acto organizado por los partidarios de Amable Jones.
Estaban todos los funcionarios y algunos miembros del Poder
Judicial, como el doctor Diógenes Varela Díaz. Era fácil advertir la
presencia de numerosos empleados públicos con sus familias.
El gobernador fue recibido con aplausos y el primer orador fue
Florencio Alvarez quien, en un encendido discurso, no ahorró elogios
a la figura del mandatario. Luego hablaron Ciro Correa Yonzón -de
flamante filiación jonista- y el doctor Félix Alberto Echegaray.
Aquella noche en la que las altas temperaturas de noviembre se mez-
claron con un teatro colmado, para hacer agobiante el calor, Amable
Jones pronunció su último discurso.
El último acto
Vicente Miranda Jamenson
Belisario Clavel