E
n esta provincia llamada San Juan
está por ocurrir un hecho muy grave.
Pero —lo dijimos al comienzo de
estas notas—: centrarnos en el relato del
hecho en sí, en los protagonistas, en la suce-
sión de acontecimientos que fueron desenca-
denando la situación, sería cercenar parte de la
historia.
La acción comenzará a las 0 hora en punto del
día 20 de noviembre de 1921.
El lector ya tiene una idea acabada del marco
general.
Pero el narrador ha dispuesto arbitrariamente
detener el reloj tres horas antes, para recorrer
la ciudad, caminar sus calles, indagar sobre
sus hábitos, mostrar a los hombres que com-
ponían esa sociedad y hacer un inventario de
lo que fuimos y lo que cambiaría a partir de
ese momento.
Vamos pues a la recorrida.
Retroceder el reloj de la vida 80 años significa
entrar a un mundo de sorpresas.
Y, nosotros, hombres venidos del siglo XXI, la
primera pregunta que nos hicimos en esta
recorrida nocturna es
si estábamos en el
pasado o en el futuro.
Porque de pronto nos encontramos con
cuatro diarios provinciales.
Lo que no es poca cosa para una provincia de
135 mil habitantes.
Ochenta años más tarde
y con 600 mil almas, sólo tendríamos uno.
Pero advertimos también que en lugar de
ser una provincia expulsora de población,
estábamos en un sitio que recibía inmigrante
del todo el mundo. El último censo conocido
nos decía que ya se habían radicado 10 mil
españoles y 6 mil italianos, además de pola-
cos, chescolovacos, libaneses, sirios, ingleses,
alemanes, franceses, chilenos...
Nos encontramos también con una pobla-
ción geográficamente mucho mejor distribui-
da. En la ciudad sólo vivía un tercio de la
gente. El Gran San Juan tenía 50 mil poblado-
res mientras que Jáchal reunía a 15 mil.
Pocito, que estaba separado de la capital, con-
taba con 8 mil pobladores, mucho más que
Rawson donde sólo vivían 3.500, Rivadavia,
2 mil o Santa Lucía, 6 mil. En pocas palabras:
se estaba desarrollando una provincia más
armónica, con varios centros camino a ser
importantes ciudades.
De pronto descubríamos que existían cua-
tro bancos de capitales locales. Que esos ban-
cos pagaban un 7 por ciento de interés a los
ahorristas y prestaban ese dinero a industria-
les y productores al 10 por ciento anual.
Prácticamente se duplicaba cada año el giro
económico bancario.
Viaje imaginario
al lugar del crimen
Cuando faltan horas para la tragedia, un repaso de los hombres,
la economía y la posibilidad que estaba a punto de perder San Juan
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El tren se había transformado en el principal medio de transporte.
En la foto, el personal de la estación Caucete posa junto a una locomotora.
“Volver a 1920 nos
obligaba a hacernos
una pregunta:
¿entrábamos en el mundo
del pasado o del futuro?”