El Nuevo Diario - page 12

Semana Santa:
Una tradición
religiosa que se
va perdiendo
Jueves 29 de marzo de 2018
¿CÓMO SE VIVE HOY EN SAN JUAN?
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Q
uienes superan hoy poco más de 50
años, tendrán en sus retinas y en sus
oídos las vivencias de Semana
Santa cuando apenas comenzaban su educa-
ción primaria, vivencias que distan mucho de
las actuales para la misma época en que se
recuerda la pasión de Cristo.
Es que la forma de conmemorar la muerte y
resurrección de Jesús ha ido a mutando
desde esos días en que en las radios sólo se
oía música sacra y luego, en la TV, la progra-
mación incluía filmes que mostraban la vida
del mesías. (¿Quién no vio “Quo Vadis” o
“Rey de Reyes”? Vero nota Pág. 14)).
En San Juan, la Semana Santa fue una de
las celebraciones populares más convocan-
tes a lo a largo de muchos siglos y así lo
atestiguan los libros de historia.
“El pueblo sanjuanino era alegre, las prin-
cipales fiestas eran las religiosas: Semana
Santa, Corpus Cristi y el día de la Ascen-
ción”,
dice Fernando Mo en el tomo IV de
sus “Cosas de San Juan”, cuando habla de la
familia sanjuanina en la época de la colonia.
También se refiere a su religiosidad, al contar
que rezaba tres veces por día la oración del
Ángelus.
Hacia el 1700, la Semana Santa era objeto
de
“especiales atenciones por parte del
Cabildo de San Juan. Se declaraba feria
judicial toda la semana, y se dictaban pro-
videncias minuciosas a fin de que los
actos resultaran decorosos y de que la
plaza y las calles de acceso estuvieran en
condiciones”,
narra Horacio Videla en el
Tomo I de su Historia de San Juan.
El 21 de marzo de 1748, el Cabildo resolvió
que
“estando cercana la Semana Santa...,
se dé punto a las causas civiles, que-
dando las criminales en su secuela”.
Ade-
más, prohibió que la gente anduviera a
caballo por donde se realizaban las procesio-
nes, porque
“causan gran irreverencia con
el gran tropel que ocasionan y el desorden
del modo que andan”.
Además de los actos realizados en los tem-
plos,
“las celebraciones de Semana Santa
incluyeron como asunto central, las pro-
cesiones de los días jueves y viernes
santos. Autoridades y pueblo; clero,
órdenes religiosas y cofradías... se
reunían detrás de la imagen de
Cristo coronado de espinas con la
cruz a cuestas, y con hondo fer-
vor recorrían las cuatro cuadras
de la Plaza Mayor”
Una tradición
D
os siglos después, es decir a media-
dos del 1900, las celebraciones públi-
cas continuaron siendo las mismas
en San Juan. Semana Santa comenzaba con
populosas misas el Domingo de Ramos, y era
común ver los ramos de olivo que, bendeci-
dos, colgaban de las ventanas de las casas o
de cuadros con la imagen de Jesús.
A partir del Jueves Santo, toda actividad mun-
dana cesaba. No había medios de transporte
ni comercios ni bancos y sólo se prestaban
los servicios esenciales. La vida se centraba
entonces en las iglesias y en las casas,
donde los niños no podían jugar ni reírse de-
masiado fuerte y muchas personas acostum-
braban a vestir de negro en esos
días.
El Jueves Santo,
luego de la misa
vespertina, se cu-
brían las cruces,
las imágenes de
Jesús y las de
todos los santos con grandes paños negros,
algo que también sucedía en los hogares.
Por la noche llegaba la visita a las siete igle-
sias, un recorrido que podía extenderse a la
mañana del Viernes Santo y que era sin duda
una de las tradiciones más comunes de la
Semana Santa en toda América Latina.
Era común que estas visitas fueran realiza-
das por toda la familia, o por mujeres que se
organizaban en grupos para asistir todas jun-
tas, y que solían amanecerse para realizar la
Adoración al Señor.
El Viernes Santo era el día de ayuno y peni-
tencia. Por la tarde, eran tradicionales las
masivas procesiones para celebrar el Vía
Crucis en casi todas las iglesias.
Como estaba prohibido el consumo de carne
vacuna, las comidas estaban basadas exclu-
sivamente en pescados. El bacalao tendía a
subir a precios exorbitantes ante cada Se-
mana Santa y el olor de cuando se ponía en
remojo y se cocía, aún es un recuerdo pre-
sente para muchos de los que eran niños allá
por los 70.
La tradición popular decía que no hacer peni-
tencia el Viernes Santo traía mala suerte.
El Sábado de Gloria y el Domingo de Resu-
rrección, el movimiento volvía a las calles.
Las familias solían reunirse en torno a la
mesa para festejar la Pascua. A comienzos
de los 70, no eran aún tan común regalar a
los chicos los tradicionales huevos de choco-
late, tradición se impuso poco des-
pués y que perdura hasta
nuestros días con un sentido
más consumista.
Hacia el
Siglo XXI
V
arios factores coincidie-
ron para que la celebra-
ción de Semana Santa
fuera mutando en el tiempo. En San Juan, la
llegada de las radios FM y la televisión por
cable, allá por los 80, dieron lugar a que el
público pudiera elegir qué escuchar y ver, sin
quedar sometido a lo que las 3 AM y el único
canal de TV que existía a mediados de los 60
decidieran programar para Semana Santa.
En los 90 llegaría internet y las miles de posi-
bilidades de conectarse con el mundo.
Los avances tecnológicos han llevado a que
las personas tiendan más hacia el individua-
lismo: se pueden seguir las misas por inter-
net , por ejemplo, sin salir del hogar.
Paralelamente, la Iglesia aceptó que se
pueda comer carne vacuna y comenzó
a manejar un discurso más flexi-
ble en relación a las manifes-
taciones de fe. Hoy se
acepta que la reflexión
que conlleva la Se-
mana Santa sea en
privado, sin asis-
tencia a las igle-
Mientras que hace 50 años, aproximadamente,
los Jueves y Viernes Santos todo permanecía
cerrado y sólo se asistía a las iglesias para
conmemorar la muerte de Jesucristo. Hoy se
promueve el turismo como una forma de tener
unas mini vacaciones y es una tendencia que
se ve a nivel mundial.
Cumplir las promesas a la Difunta Correa
para Semana Santa es una de las tradicio-
nes que se mantienen en San Juan.
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