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EL SIGLO XX EN SAN JUAN
LOS AÑOS 70
LA MUSICA
FOLCLORICA
LA CONSAGRACION DEL HOCKEY
La separación conyugal dejó de ser un tabú y, si bien no
existió ley de divorcio vincular, parejas que reincidían viaja-
ban a Paraguay, México o Bolivia para regularizar su situa-
ción matrimonial. Otras parejas que no podían o no querían
enfrentar estos viajes comenzaron a constituir uniones de
hecho.
El golpe de Estado de 1976 no logró, ni siquiera lo inten-
tó, cambiar esta modificación profunda de los hábitos socia-
les. Pero sí, ejerció una fuerte represión ideológica que impli-
có la censura cinematográfica y televisiva además del cierre
de editoriales y prohibición de numerosos libros.
En los años del Proceso los jóvenes comenzaron a ser
cada vez más exigentes en la elección de marcas de ropa.
Por ejemplo, ya no fue útil cualquier jean sino que privilegia-
ron determinadas características y supuestas calidades.
Los últimos años de la década fueron los de la denomi-
nada "plata dulce", que dio la posibilidad de viajar al extran-
jero a numerosos sanjuaninos. EE.UU. y Europa eran los
destinos preferidos. Lo allí visto y asimilado aceleró los cam-
bios en los hábitos sociales ya señalados.
U
n antecedente de los gustos musicales de
los '70 lo tenemos en el gran boom del fol-
clore que hubo en la década anterior.
Surgieron grupos que gozaron de gran popularidad
como Los Chalchaleros, Los Fronterizos y Los
Quilla Huasi. Cada uno con una determinada per-
cepción y estilo, que provocó seguidores e imita-
dores. Se adoptaba a uno u otro conjunto, en cier-
ta medida, como hoy se hace con un determinado
club o equipo de fútbol. Se era "hincha" de un con-
junto musical.
Las peñas eran un lugar de encuentro y partici-
pación que atraía enorme cantidad de jóvenes y
radio LV 5 siguió organizando recitales en su exce-
lente auditorio o promoviendo la visita de algunas
de las figuras nacionales más notables.
Existió en los '60 un programa radial de gran
éxito: "Guitarreada Crush", en el cual competían
entre sí conjuntos formados por estudiantes secun-
darios, que por supuesto imitaban a los grandes.
Canciones emblemáticas fueron "Zamba de la
esperanza", "Angélica" y "Sapo cancionero", que
eran cantadas colectivamente en las peñas y otros
lugares de reunión.
Algunos cantantes solistas también comenza-
ron a ser conocidos como Jorge Cafrune, que
musicalizó poesías de Jorge Leónidas Escudero.
Se difundió con gran éxito a nivel nacional la her-
mosa "Volveré siempre a San Juan" y también "Ahí
viene soplando el Zonda", que describían caracte-
rísticas locales.
Esta movida musical fue preparando el terreno
y permitió en cierto modo la explosión de una
temática más comprometida socialmente que fue
la esencia de principios de los años '70.
M
ientras subterráneamente el país
vivía el drama de los desapareci-
dos, la “plata dulce” permitía a
muchos argentinos viajar al exte-
rior y los éxitos deportivos traían
alegría a un pueblo desinformado.
La euforia que despertó la organización del
Mundial 78, repetida poco después con el éxito
de los juveniles en el que nos deslumbró el
nuevo ídolo de los argentinos, Diego Maradona,
transformaba las calles en escenarios de fiestas
interminables en las que todos salían con ban-
deras y los chicos aprovechaban para ir a feste-
jar a las plazas en lugar de concurrir a las escue-
las.
En aquel año ’78, San Juan viviría otra gran
alegría: el equipo de hockey, integrado en su
mayoría por jugadores de esta tierra, lograría por
primera vez en su historia el campeonato mun-
dial.
San Juan ya era la “meca” del hockey en el
país. Y la brillante organización del Mundial en
1970, sumado al creciente poderío de sus equi-
pos, le daba un gran prestigio internacional que
se reflejaba en la contratación de jugadores por
los principales clubes de Italia y España.
Raúl Martinazzo fue el primer jugador que
emigró al Viejo Mundo y años después le segui-
rían los jugadores del Concepción Patín Club
Mario Agüero y Carlos Coria y Daniel
Martinazzo, del Deportivo Unión Estudiantil.
Pero sería a partir del mundial 78 cuando la emi-
gración se hace masiva y los sanjuaninos se
transforman en las grandes estrellas mundiales
de este deporte. Cupo precisamente a un san-
juanino, Daniel Martinazzo, ser considerado el
mejor jugador de todos los tiempos.
No obstante su prestigio, La Argentina y en
especial San Juan, tenían una asignatura pen-
diente: ser campeones del mundo.
La organización del Mundial estuvo a cargo
de un comité ejecutivo, presidido por Francisco
“Pancho” Velázquez y la posibilidad del triunfo
se “olía” en el ambiente del hockey. Una prueba
de ello es que el diario Clarín aceptó patrocinar
el torneo y donar todos los premios.
Cinco sanjuaninos fueron la base de aquel
equipo dirigido por Santos Alvarez: Raúl y Daniel
Martinazzo, Carlos Coria, Mario Agüero y
“Colita” Andino, a los que se agregaron los men-
docinos Briones, Mario Rubio y Maldonado y los
porteños Peña y Trivisono.
El partido final, ante un estadio cubierto aba-
rrotado de un público participativo como nunca,
fue frente a los españoles. Un contundente 3 a 1
final trajo la alegría y los festejos no sólo en
nuestra provincia sino que, por primera vez, a
raíz de la gran cobertura que realizó Clarín, se
sumaron con sus transmisiones las radios de
Buenos Aires y dos días más tarde la capital del
país recibía como héroes a los muchachos del
hockey.
Pero no sólo el hockey –que en el futuro con-
tinuaría obteniendo éxitos internacionales- nos
daba alegrías a los sanjuaninos. En el automovi-
lismo nacional descollaba el “Colorado” Ricardo
Zunino, preanunciando su próximo paso a la
Fórmula 1 internacional en la década del 80 y
Carlos “Cascote” Juárez adquiría también rele-
vancia nacional.
En el fútbol, el torneo Nacional concentraba
las mayores atenciones y allí las actuaciones de
los equipos sanjuaninos traían ilusiones y sinsa-
bores. Sportivo Desamparados llegó a descollar
en los primeros años de la década y luego, con
distintas suerte, seguirían sus pasos Atlético de
la Juventud y San Martín.
El equipo que obtuvo el primer título mundial en 1978
