Juan Carlos Bataller
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Anécdotas de la política sanjuanina
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“quedate tranquilo”
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orría 1973. El peronismo sanjuanino había triunfado en
la segunda vuelta, consagrando la fórmula Eloy P.
Camus, Francisco Aguilar, como gobernador y vice.
La calle era un hervidero de gente. Columnas con grandes car-
teles identificaban a grupos revolucionarios, gremios, unidades
básicas.
Después de 18 años el justicialismo volvía a ser gobierno y los
viejos de la resistencia se abrazaban con los jóvenes revolucio-
narios.
Todo era consigna y cantos contra los militares que habían
perdido la pulseada con Perón y sus personeros en la provin-
cia. Los más exaltados pedían perdón y los jóvenes cantaban:
—¡Si Evita viviera, sería montonera!
—¡Aquí están, estos son, los soldados de Perón!
Mientras tanto, el viejo profesor, ya gobernador electo, acom-
pañado de Aguilar y dos jóvenes periodistas realizaba una visi-
ta secreta. Detenía su coche en la esquina de 25 de Mayo y
Sarmiento donde vivía el todavía gobernador Carlos Gómez
Centurión.
—Bebito, he venido a saludarte y a decirte que te quedes
tranquilo, que los muchachos gritan mucho pero no va a
pasar nada.
Gómez Centurión había sido alumno de Camus y siempre
mantuvieron buena relación.
El gobernador de la “Revolución Argentina” sacó unos vasos y
ofreció whisky.
Tras hacer un brindis, Camus y Aguilar se retiraron, rumbo a
la plaza, para festejar junto a los compañeros de lucha.
el compañero basualdo
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altaban unos días para que Eloy Camus asumiera la
gobernación y lo convocan a Buenos Aires para una reu-
nión de gobernadores y ministros de Economía peronistas de
todo el país con el presidente Cámpora.
Camus aún no había designado a su ministro de Economía.
Trataba de convencer a un economista de primera línea,
Rodolfo Ares, que fuera ministro de Perón, para que lo acom-
pañara en la gestión.
Ares, si bien tenía un gran respeto por Camus sólo había asu-
mido un compromiso:
—Don Eloy, yo prefiero ser asesor de su gobierno y ayu-
darle en la elaboración de un plan trienal. Pero el ministro
tiene que ser de San Juan.
Había que salir para Buenos Aires y allí no se podía “guitarre-